"Mientras que la renta media de los hombres es de 17.820 euros, la de las mujeres es tan solo de 7.840 euros, es decir, que como media la renta de los hombres de Euskadi es 2,8 veces superior a la de las mujeres o lo que es lo mismo, la renta media de las mujeres es un 56% inferior a la de los hombres", según constata el estudio. La renta familiar resulta tres veces superior cuando el cabeza de familia es un varón.
El informe firmado por el Eustat se muestra bastante radical con la situación de la igualdad de sexos en Euskadi. Mantiene un punto crítico con la actuación del Gobierno y plantea desafíos de actuación a las instituciones, en especial sobre inserción, cohesión, innovación y sostenibilidad e igualdad. El objetivo del texto es ofrecer a lo largo de sus 535 páginas una visión sobre el grado de desarrollo de Euskadi en diferentes áreas y apuntar los amyores retos a que se enfrenta.
Las mujeres figuran entre los grupos con mayor posibilidad de caer en la pobreza o en situaciones de ausencia de bienestar, por encima de la media de riesgo. El capítulo dedicado a la distribución de la renta es el que muestra mayores diferencias. "La brecha de género" que separa a hombres y mujeres responde a varios elementos, entre ellos la diferente participación en el mercado laboral de unos y otros y, en segundo término, a las desigualdades en el propio mercado.
El porcentaje de mujeres que participan en el mercado laboral (35,2%) resulta muy inferior al de hombres (60,7%). El Eustat asegura que "en la mayoría de las familias de mujeres adultas que no participan en el mercado se reproduce el modelo de familia tradicional de hombre ganador de pan y mujer ama de casa". Un total de 327.000 vascas se dedican a jornada completa a las tareas del hogar frente a los 28.000 hombres en igual situación. Además, la renta de los "amos de casa", en función de los ingresos de su pareja, suma 4.475 euros frente a los 421 de las "amas de casa". El 21% de las féminas no percibe rentas, situación en que sólo se encuentran el 11% de los varones.
"Es cierto que en las últimas décadas ha habido una incorporación muy importante de las mujeres al mundo laboral, pero también es cierto que la entrada masiva ha sido bastante tardía", señala el informe para justificar el alto porcentaje de mujeres dedicadas a labores del hogar en exclusiva, especialmente entre las mayores de 55 años.
En el capítulo sobre la renta se califica de "especialmente preocupante" que las rentas del trabajo femenino sean un 34% inferiores a las del masculino. Asegura que "visibiliza muy bien la discriminación de las mujeres en el mercado de trabajo". Además, detalla que, pese a la progresiva mejora, a día de hoy "sea cual sea el nivel de instrucción, la renta de las mujeres es significativamente inferior a la de los hombres". Lo mismo sucede al observar la situación profesional: "Las rentas de las asalariadas, empresarias, autónomas, cooperativistas y ayudas familiares es claramente inferior al de sus homólogos masculinos".
Las mayores diferencias con los hombres se dan en los extremos del escalafón, entre las trabajadoras no cualificadas (55%) y las directoras generales (51%). Más allá de la renta, las diferencias se reproducen al hablar de otras cuestiones como el analfabetismo, la salud o la formación. La tasa de analfabetismo ha descendido progresivamente en las últimas dos décadas, pero todavía la femenina es algo más que el doble de la masculina.
El Eustat identifica la salud como una de las áreas en que en general se registran mayores desigualdades. El porcentaje de féminas con dificultades es superior al de varones porque la población se halla más envejecida.
Otro dato que muestra la desigualdad social es el de las familias monoparentales: el 81,5% está encabezado por mujeres. Entre este colectivo destaca el 57,6% de viudas y el 31,3% de separadas o divorciadas. El estudio precisa como "factores de vulnerabilidad" que sólo el 30,9% de este colectivo son ocupadas laborales y que el 69% tiene un nivel de instrucción primario o inferior.
Pese a todo, el nivel de formación femenino mejora y aumenta su presencia en los niveles superiores, tanto universitarios como de FP. Entre las personas de entre 25 y 40 años con estudios superiores, el 54% son mujeres. A partir de esta edad, es mayor el porcentaje de varones. Entre los titulados universitarios de 40 a 65 años sólo el 16% son mujeres. La feminización es mayor en las áreas de ciencias sociales y jurídicas que en las técnicas.
"Este hecho puede contribuir a medio y largo plazo a mejorar la presencia y el estatus profesional del colectivo de mujeres. Pero para ello serán necesarios además verdaderos y profundos cambios en el sistema productivo que faciliten una auténtica conciliación entre la vida personal y profesional, alcanzando a los sectores tanto públicos como privados", añade el texto.
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