Recientemente se ha conocido una iniciativa del Gobierno de la Comunidad de Madrid que es interesante y novedosa: 28.000 familias madrileñas se podrán beneficiar de un nuevo cheque-guardería que les ayudará a escolarizar a sus hijos pequeños (entre 0 y 3 años), con cantidades que, según el nivel de ingresos, pueden suponer unos 1.000 euros anuales por cada hijo. También se beneficiarán de esta medida 800 centros de educación infantil de la comunidad. Por otra parte, la gestión de ese cheque-guardería se ha encomendado a una empresa privada altamente especializada, Sodexho, que garantiza hacerlo con la máxima eficacia y el mínimo coste.
Este modelo contribuye a resolver de una sola vez varios de los problemas que se plantean a la sociedad española:
El primero y más importante es el de la incorporación plena de la mujer al mercado de trabajo en igualdad de condiciones respecto del varón. A pesar de grandilocuentes y bienintencionadas declaraciones, es un hecho que la responsabilidad del cuidado de los hijos pequeños suele recaer más en la mujer que en el hombre. Y es un hecho que los padres apenas toman permisos para este fin, aunque la legislación actual se lo autoriza tanto como a las mujeres. Resolver este problema es, pues, una medida de conciliación de la vida laboral y familiar que beneficia sobre todo a las mujeres.
En los últimos 15 años se ha duplicado el número de mujeres que trabajan: cuatro millones en 1991, más de ocho millones en 2006. Este fenómeno ha tenido muchas consecuencias sociales y económicas, algunas muy conocidas, como el hundimiento de la tasa de natalidad española, que es la segunda más baja del mundo, y otras bastante desconocidas, como por ejemplo el boom inmobiliario.
Efectivamente, y mucho más que debido a los bajos tipos de interés o a la llegada de inmigrantes, el boom inmobiliario se ha producido por la masiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo, lo que ha permitido a millones de familias dedicar uno de los dos sueldos a pagar íntegramente la hipoteca. Hoy día, el número de hogares donde entran dos salarios es del 43%, algo superior al de hogares donde solamente entra un sueldo, el 42%.
Si se desea que la construcción residencial siga siendo uno de los pilares del crecimiento económico, es preciso mantener e incrementar ese proceso de incorporación laboral de las mujeres, y es también un imperativo moral, porque a pesar de todo la tasa de actividad femenina es 20 puntos menor que la masculina, mientras que la tasa de paro sigue siendo el doble.
l En segundo lugar, el cheque-guardería cubre un hueco que existe en nuestra legislación educativa. El Estado prevé educación gratuita entre los 6 y los 16 años, pero nada dice del periodo entre 0 y 6 años, que es, como ya hemos dicho, el crucial para que las jóvenes madres no deban abandonar sus actividades profesionales.
Esta labor subsidiaria de las carencias legislativas justifica la función de las Administraciones autonómicas y municipales mucho mejor que cualquier otro argumento, porque responde realmente a inquietudes y problemas de los ciudadanos.
En tercer lugar, y en el modelo de la Comunidad de Madrid, el cheque-guardería ahorra burocracias y permite que el dinero se emplee en su objetivo final. Además, respeta el derecho de los padres a elegir entre una oferta de más de 800 centros, para seleccionar aquel que más se acomode a sus necesidades. Ello les obliga a competir, y de esta competencia surge la excelencia educativa.
Un modelo estatista hubiera puesto en marcha una red pública de guarderías con los consabidos efectos: mayor carestía de la plaza, ineficiencia, oferta escasa y unidireccional, déficit crónico, altos costes de gestión de las ayudas, etcétera.
Y queda, por fin, el posible punto negro de esta elogiada medida: 'Bien -se me dirá-, pero al fin y al cabo esto supone un coste de 28 millones de euros, dinero que sale del bolsillo de todos los contribuyentes y que engrosa el gasto público'.
Lo anterior es cierto, pero en este caso la inversión realizada por la Comunidad de Madrid en cheque-guardería tendrá al menos los siguientes retornos:
a) Más mujeres podrán incorporarse a la vida laboral y por tanto se convertirán en cotizantes a la Hacienda pública, a la Seguridad Social y al desempleo, ello sin mencionar un incremento del consumo interno.
b) Más centros especializados facturarán esos 28 millones y a tal fin incrementarán plantillas, con personal que también satisfará sus impuestos y cuotas sociales.
c) Por último, más mujeres produciendo más bienes y servicios hace crecer la economía y genera a su vez más impuestos indirectos sobre los bienes producidos.
Una consideración final: aunque en los últimos años ha mejorado levemente la tasa de fecundidad de las parejas españolas, todavía es justamente la mitad de la necesaria para que la población se mantenga.
Esta tendencia se podría evitar si consiguiéramos, al mismo tiempo, la plena integración laboral de las mujeres y una tasa de natalidad suficiente para asegurar el relevo de las generaciones.
En este contexto, resulta más útil y socialmente más equitativo que, en lugar de continuar fomentado la gratuidad en la universidad, se promueva la financiación a las familias, no sólo de este tramo de la educación infantil, sino también en todos los niveles educativos obligatorios que aún no cuentan con financiación directa a las familias.
Fórmulas que, como el cheque escolar o la desgravación fiscal de los gastos educativos, beneficiarían económicamente a todas las familias con hijos en edad escolar obligatoria, y promoverían, al mismo tiempo, la verdadera libertad de elección de los padres del centro educativo en el que desean escolarizar a sus hijos.
Jesús Núñez Velázquez. Presidente de la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza (Acade) y presidente de la Comisión de Educación y miembro del Comité Ejecutivo de CEOE
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