Cristina Bondolowski llega a la oficina a unas horas en las que no se cruza con casi nadie. Su jornada arranca alrededor de las siete de la mañana. No es ningún castigo. "Lo hago para poder ver a mis hijos por la tarde", explica esta empleada de Coca-Cola, que compatibiliza la dirección del área de bebidas gaseosas con el cuidado de sus tres hijos. La tarea requiere "mucha maña" y, sobre todo, unas condiciones laborales flexibles. Bondolowski se marcha pronto del trabajo y, si le queda alguna tarea pendiente, se conecta por la noche con el portátil de la empresa.
Este trabajo a la carta es el sueño de casi todos los asalariados, aunque muy pocos lo alcanzan. Algunas empresas empiezan a ofrecer flexibilidad como señuelo para retener a los profesionales cualificados. "Cuidar al empleado es rentable para la empresa; las que no se adapten quedarán fuera del mercado", vaticina Silvia Vílchez, directora de relaciones corporativas de MRW. La jefa de recursos humanos de Coca-Cola, Blanca Gómez, subraya el creciente interés de los trabajadores: "Si quieres motivar, ahora no te queda más remedio. Los candidatos preguntan en las entrevistas de trabajo si hay medidas de conciliación". Tanto la empresa de mensajería como la de bebidas figuran entre las más activas en políticas que facilitan la vida a su plantilla.
Además de la flexibilidad horaria, una de las medidas estrella -aún poco explotada- es el teletrabajo. Miriam Filella, empleada de Endesa, se ha acogido a esta posibilidad desde el nacimiento de su hija, que tiene ahora año y medio. Filella ha demostrado que las nuevas tecnologías suplen en buena parte la presencia del empleado. "Yo trabajo sola en Barcelona, mientras todo mi equipo está en Madrid", explica. Aunque acude regularmente a la sede central de la eléctrica, gran parte del trabajo lo desempeña desde Barcelona. "Lo que más se usa es el teléfono, aunque también la videoconferencia", explica.
También MRW fomenta el teletrabajo. Y en Coca-Cola, dos tercios de la plantilla poseen portátil de la empresa, una herramienta que se pretende extender a todos en 2008. Más que un gasto, para las empresas es una inversión. Porque, como reconoce algún empleado, "al final acabas trabajando más desde casa".
La lista de medidas para mimar al trabajador es cada vez más sofisticada. Gimnasio, fisioterapia, ayuda para organizar las vacaciones… hasta lavado de coches. El Santander facilita a sus empleados algunas gestiones burocráticas como la tramitación del DNI o de los documentos de la Dirección General de Tráfico. Coca-Cola reserva a las embarazadas los aparcamientos más próximos a la puerta. "Yo no los utilizo porque me conviene andar un poco", bromea Inés Rodríguez, que a sus 34 años espera el tercer hijo.
Al calor de estas nuevas necesidades han surgido empresas dedicadas a prestar esos servicios. Masvidared ofrece unos 300, desde asesoría legal hasta cuidado de familiares. También aplican la doctrina en casa. "Aquí hay flexibilidad al máximo y varias personas teletrabajando", explica el director, Alberto García.
Los traslados cada vez más frecuentes de grandes empresas a las afueras de las ciudades impulsan un cambio de hábitos. Las compañías son conscientes de que tienen que velar por el tiempo de sus empleados. Al mudarse a la Ciudad Financiera de Boadilla del Monte (Madrid), el Santander instaló "la guardería más grande de Europa", con 400 niños de hasta tres años a cargo de 60 profesionales. "Está muy subvencionada por la empresa y se paga lo mismo en cualquier horario", explican en el banco. Los empleados pueden utilizarla desde las 7.30 hasta, en algunos casos, las nueve de la noche.
También Mercadona, una de las primeras empresas en aplicar políticas de conciliación en España, presume de sus guarderías. Dispone de tres, en las provincias de Barcelona, Alicante y Sevilla, con 36 profesionales que atienden a 165 niños. En este caso, las familias no pagan nada. La cadena de supermercados considera también una política de conciliación el no abrir ningún domingo. En los días laborables, los trabajadores tienen jornada continua, que conocen con un mes de antelación. Además, se intenta ubicar al empleado en el centro más próximo a su hogar.
La clave que ha situado la conciliación entre las prioridades de estas empresas reside en el género de su plantilla. En la mayoría, las mujeres predominan sobre los hombres, aunque no siempre se refleje en los niveles directivos. Las políticas de conciliación siguen percibiéndose como una necesidad femenina. Y la Ley de Igualdad las impulsa. El Instituto de la Mujer confirma que desde su entrada en vigor, el pasado marzo, "se ha multiplicado el interés entre el empresariado". Esas medidas comienzan a ganar reputación. Muchas de las empresas entrevistadas exhiben el certificado de Empresa Familiarmente Responsable, que las acredita como conciliadoras.
Hay honrosas excepciones al estereotipo de que sólo la mujer necesita conciliar. Carlos Peón entra más tarde a su trabajo en Coca-Cola para ocuparse de su hija en las primeras horas de la mañana. De momento se coordina bien con su mujer. "Si no fuéramos capaces, me plantearía una reducción de jornada", confiesa.
Aunque son las grandes empresas las más proclives, también algunas pymes se atreven a demostrar que conciliar es posible. BMC Maderas, radicada en Valladolid, consigue con sus 30 empleados organizar las jornadas de forma totalmente flexible, permitir que la plantilla se ausente sin recuperar las horas, ofrecer 50 horas de formación al año… Los empleados reciben un noticiero mensual con toda la información. "No somos una ONG, pero la plantilla sabe que tiene esas ventajas cuando hace falta", explica el ideólogo, Carlos Juste.
LUCÍA ABELLÁN
Los comentarios están cerrados.