El trabajo rural infantil es un fenómeno presente en Argentina desde hace años, y para responder a este problema varias asociaciones gremiales del sector agrícola, representantes del gobierno y varios organismos internacionales han firmado un 'Protocolo de Intención para la Erradicación del Trabajo Infantil' en el país, un acuerdo que apunta a mejorar la situación de los sectores más desprotegidos en materia laboral, como es el del campo.
Según cifras recogidas por el diario 'Clarín', en los campos argentinos, el 8 por ciento de los menores de entre 5 y 13 años trabajan cosechando algodón, recolectando frutas y verduras, cultivando –junto a sus padres y hermanos– las plantaciones de tabaco, etcétera.
Casi el 10 por ciento de esos menores termina dejando la escuela, según los últimos datos de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA) realizada en el país a finales de 2004.
Según este estudio, sólo en las provincias de Buenos Aires, Mendoza, Salta, Jujuy, Tucumán, Formosa y Chaco, hay más de 15.500 niños que trabajan en zonas rurales. Los adolescentes que también lo hacen en esta área son más de 27.200 -el 35 por ciento de los que viven en el campo-.
Este fenómeno no se da sólo en Argentina. El trabajo infantil es una lacra mundial. Por eso, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) decidió que el 12 de junio se celebrara el Día Mundial de Lucha contra el Trabajo Infantil y que este último año el foco se pusiera en el trabajo infantil rural.
Durante el acto de firma de este acuerdo, que se realizó en la sede del Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (RENATRE), todas las partes se comprometieron a coordinar esfuerzos para diseñar planes, programas y proyectos que desalienten el trabajo infantil en toda la cadena productiva rural.
LABORES PELIGROSAS
Los funcionarios, dirigentes gremiales y especialistas en el tema reconocieron que muchas de las tareas que los menores desempeñan en el campo son peligrosas.
De hecho, la agricultura es considerada como uno de los tres sectores laborales con mayores riesgos -junto a la minería y la construcción-, porque hay que manipular herbicidas y plaguicidas, usar herramientas pesadas y cortantes, o someterse a extensas jornadas de trabajo en ambientes que a veces alcanzan temperaturas extremas.
"El trabajo infantil es una de las causas, pero también una de las consecuencias de la pobreza porque impide a los menores educarse y se produce precisamente por situaciones de pobreza extrema", explicó en este sentido la directora de la OIT en Argentina durante la firma del protocolo, Ana Lía Piñeyrúa.
En palabras de la representante de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, María Pilar Rey Méndez, "ya no se puede echar la vista a un lado frente a esta realidad". "Muchas veces se normaliza el trabajo infantil, pero sus causas tienen que ver con la pobreza y la falta de oportunidades de los trabajadores rurales", agregó.
Por su parte, el presidente de RENATRE, Alfonso Maculus, destacó que para el crecimiento del sector agropecuario "es prioritario que todos los menores se eduquen". "Necesitamos personas capacitada para el futuro. A todos nos conviene que estudien", afirmó.
Finalmente, el secretario general de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), Jerónimo Venegas, que dejó la escuela en cuarto grado para trabajar como peón rural, recordó que los niños "cobran menos y además ocupan el lugar de un adulto que así pierde la posibilidad de mantener a todo un grupo familiar".
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