Según explica su creadora, Mónica Grossoni, la situación de estrés típica es en la que existe "una clara disonancia entre el esfuerzo que se realiza y la recompensa que se obtiene, y la aceptación de la diferencia". "Cuando percibimos algo como amenaza, el organismo dispone todos sus recursos para superarlo, y cuando esa situación de 'alerta' se prolonga en el tiempo, el cuerpo se cansa, los sistemas se sobrecargan y el organismo y la mente se estresan", explica.
Si no se baja el ritmo y el nivel de trabajo "el organismo se enferma o se 'desenchufa' por su cuenta", agrega esta experta. En ese momento "somos vulnerables a accidentes, enfermedades, y olvidos inoportunos, lo que se traduce en la reducción del nivel de eficacia en el trabajo, e incluso en casa", remarca.
El estrés crónico se produce cuando sucesos con poca carga estresante son sostenidos en el tiempo, ya que al final "nos agotan", apunta Grossoni. "Sin que nos demos cuenta, reaccionamos ante todo lo que valoramos como amenaza, en lugar de pensar un poco y ver en donde está la verdadera amenaza", explica.
En conclusión, a menudo las exigencias y presiones del medio a las que nos vemos sometidos, pueden ser reducidas si pensamos un poco. En lugar de correr a hacer aquello que se nos exige sin más. Por supuesto, que saber darnos el "mantenimiento adecuado", como si fuéramos un instrumento de trabajo, es esencial. "También atender las necesidades de descanso, comida, liberar el estrés negativo, o presión, y mantener una mente limpia de pensamientos agotadores es esencial", opina.
"¿Cómo manejarlo?", se pregunta esta experta. "Deambulamos por la vida cargados de estrés", dice. Llevar una vida insana llena de pequeños momentos de 'estrés' de forma sostenida carga de estrés tanto o más que las grandes crisis. A su juicio, "necesitamos cambiar nuestro chip, renovándonos por dentro en estas cuetiones claves".
Así, apuesta por "pararse un poco a pensar, hacer una evaluación de qué síntomas de estrés existen, saber hasta donde alcanzan los daños, conocerse bien, ser conscientes de nuestros limites, escucharse a sí mismo, elegir objetivos y tareas en función de los talentos y limitaciones y reaprender hábitos saludables antiestrés, como una dieta sana, el sentido del humor, el ejercicio físico, el descanso, o los hobbies.
Finalmente, esta experta recomienda "aceptar que la vida tiene luces y tiene sombras, aprender a ser felices con lo que hay", porque "cuando aceptamos las cosas que marchan mal, en lo personal o en lo laboral, y a pesar de ello, tratamos de sonreír y buscar momentos de calidad, somos sabios". Estos son, a su juicio, "antídotos contra el estrés" que contribuyen a "reducirlo" y a "mantenerlo a raya".
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