Por primera vez en más de cinco siglos, los guardianes de la histórica Torre de Londres, los famosos beefeaters, acogieron ayer en sus filas a una mujer.
Moira Cameron, una simpática escocesa de 42 años, se incorporó al puesto como si fuera una estrella, perseguida por una nube de periodistas y fotógrafos deseosos de conocer a la nueva beefeater.
"Este sitio es mágico. Es un trabajo maravilloso y me siento muy afortunada de poder desempeñarlo", dijo Cameron, que vistió con orgullo el uniforme azul marino de ribetes escarlatas y el sombrero a juego que caracteriza a los guardianes de la fortaleza.
La centinela se mostró especialmente contenta con los "grandes bolsillos" de su atuendo, al confesar –con garbo y coquetería– que guardaba en ellos un espejo y un pintalabios, entre otros objetos.
La flamante alabardera logró el empleo, remunerado con unos 40 mil dólares anuales y el derecho a residir en un apartamento de la Torre a orillas del río Támesis, tras imponerse en un concurso a cinco hombres.
De esa manera, Cameron acabó con uno de los últimos bastiones exclusivamente masculinos que existen en el Reino Unido.
Feliz por el nuevo fichaje, el jefe de los beefeaters, John Keohane, que luce una poblada barba (rasgo típico de muchos guardianes de la Torre), comentó ayer: "Es un día histórico".
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