La profesora de la Universidad de Extremadura (UEX) y experta en estudios de género, Rosa Luengo González, ha afirmado en una entrevista con EFE que aún se está a 'años luz' de que los hombres y las mujeres concilien la vida laboral y familiar al 50 por ciento, sobre todo en las grandes ciudades.
Las mujeres han conseguido con el paso de los años pasar de la vida privada, a la que estaban relegadas por tradición, a la vida pública, mientras que el hombre no ha logrado integrarse del todo en el espacio privado, según Luengo.
Como consecuencia, las mujeres han visto duplicada su jornada laboral y han aportado más dinero a la economía familiar y los hombres, sin embargo, colaboran, pero no concilian la vida pública y la privada.
Rosa Luego ha estudiado en profundidad la situación de ambos géneros y sus comportamientos en diversos ámbitos de la vida, tanto en las grandes ciudades como en las zonas rurales, donde se aprecian grandes diferencias entre hombres y mujeres.
La profesora, que ha sido decana electa durante siete años, imparte clases en la Facultad de Educación de la UEX y dirige el grupo de investigación 'Serena Augusta' en Badajoz, dedicado a estudiar sobre igualdad de género.
Según Luengo, aunque al principio de la convivencia entre la pareja parece que se comparten más las tareas, lo cierto es que, a medida que se estabiliza, y sobre todo cuando vienen los hijos, se vuelve al estatus tradicional y las mujeres vuelven a desarrollar sus roles de madres y esposas.
En su opinión, esta situación es especialmente problemática en las ciudades ya que los grandes núcleos son incapaces de ofrecer una conciliación entre la vida familiar y laboral por el tiempo que hay que dedicar a las diferentes actividades.
En los entornos rurales los desplazamientos son menores, por lo que la mujer puede sobrellevar el trabajo de casa y el de fuera de ella, y se comparten menos las tareas del hogar, del tal modo que 'es más visible un padre llevando a un niño al colegio en la ciudad que un pueblo'.
Las casas, ha subrayado la profesora, continúan manteniendo la misma estructura que siempre, con una cocina conectada a patios y lugares comunes con otras dependencias vecinas, que las mujeres han sabido aprovechar desde la Edad Media para estar en contacto con otras y formar redes sociales.
Las mujeres siguen sin desprenderse de las tareas domésticas y a la hora de trabajar fuera de casa busca un empleo que les permita compaginar la profesión con llevar los niños al colegio o hacer la compra, según la profesora.
Cuando en una pareja uno de los dos tiene que desplazarse como mínimo una hora para ir al trabajo, normalmente lo hace el hombre y no la mujer, lo que limita a ésta acceder, en muchos casos, a puestos de responsabilidad.
Ellos suelen dedicar más tiempo en la empresa o en el trabajo, si hace falto, mientras que las mujeres acortan ese tiempo en función de las responsabilidades familiares.
En cuanto al tiempo libre, la profesora lo define como 'una mercancía intercambiable del hombre' de dinero por horas, para ir al gimnasio o actividades culturales, por ejemplo, mientras que la mujer en general lo dedica a su casa y a su familia.
Así, 'si preguntas a una niña qué hacen sus padres cuando no trabajan, te dirá que la madre está con ella o plancha y que el padre no hace nada', asegura Luengo.
A pesar de ello, hoy por hoy se comparten más responsabilidades en casa y esto irá aumentando con el paso del tiempo.
El gran reto en este sentido es, a su juicio, que las mujeres y los hombres sean capaces de asumir las responsabilidades conjuntas al 50 por ciento, para lo cual, según dice, administraciones, empresas y medios de comunicación se han puesto en marcha para concienciar a la población.
La profesora Rosa Luengo confía en la aplicación de la Ley Integral contra la Violencia de Género, aprobada en diciembre de 2004, y cree que el salto cualitativo de las mujeres, que están cada vez más preparadas, se verá en poco tiempo en la sociedad.
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