El Grupo Calvo, uno de los líderes mundiales en el sector de las conservas de atún, está llevando a cabo un programa de reinserción social en su planta de La Unión (El Salvador) gracias al cual más de medio centenar de ex pandilleros de este país se han convertido en trabajadores permanentes de la fábrica o han recibido formación para convertirse en marineros.
Esta iniciativa, que forma parte de la política de Responsabilidad Social Corporativa de la empresa, se puso en marcha hace cinco años. Sus beneficiarios, jóvenes menores de 21 años, sin experiencia laboral y, en muchos casos, con antecedentes delictivos, cuentan con el reconocimiento de la sociedad unionense así como con el respaldo del propio Gobierno salvadoreño.
En una nota de prensa, Grupo Calvo recuerda que su política social también comprende acciones dirigidas a mejorar la situación de sus empleados y familias entre las que destacan el transporte gratuito, programas de capacitación o becas para los estudios universitarios de los hijos de los empleados.
Según el director general del Grupo, Javier Lazcoz, estas iniciativas se han puesto en marcha "por voluntad propia con la sociedad unionense". La planta de La Unión cuenta con una superficie de 16.000 metros cuadrados y una capacidad de producción de 65.000 toneladas anuales de lomos de atún.
El Grupo Calvo, fundado en 1942 por la familia Calvo, cuenta con una cuota de mercado en España del 16% en atún claro y un 17% en mejillones. Además de la familia Calvo, que posee un 77,8% de las acciones, el Grupo cuenta entre sus accionistas con CaixaNova, Caja Castilla-La Mancha y Caja Burgos.
El próximo mes de enero, Calvo presentará su plan estratégico y, con el liderazgo en España y Brasil -con la firma Gomes da Costa- y el segundo puesto del sector en Italia -a través de Nostromo-, buscará expandirse hacia Latinoamérica, los países del Este de Europa, el Magreb y Oriente Medio.
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