Cedros y olivos dominan el paisaje, y le confieren la clásica belleza Mediterránea. Pero el panorama económico no es tan idílico, y eso ha puesto a los habitantes de este país en transición frente a una dura realidad.
Durante la década pasada muchos albaneses dejaron el país en busca de trabajo, y las remesas que envían a casa aún son una importante fuente de ingresos para el país. En 1999, cerca de medio millón de refugiados étnicos provenientes de Kosovo pasó la frontera y se diseminó por el país, agravando la ya frágil economía de Albania.
A pesar de las señales de progreso económico y de crecimiento de los últimos años, el desempleo es alto (13,8 por ciento en 2006), el trabajo infantil y la pobreza muy difundidos.
“En Albania la transformación a la economía de mercado ha generado una vasta economía informal en la cual es muy frecuente el trabajo infantil. Pobreza, falta de escuelas en algunas regiones, y discriminación contra minorías étnicas influyen en esta situación”, explicó Etleva Vertopi, Directora Nacional del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT.
De acuerdo con el Instituto albanés de Estadística, 32% de los niños entre 6 y 17 años del país trabajan.
En 2006, la OIT impulsó el programa nacional de trabajo decente (PTDP) en Albania, para abordar de manera integral el desarrollo económico y social dirigido a desempleados, trabajadores de la economía informal, pobres, víctimas de trata, sin techo, y los niños trabajadores.
El programa se basó en proyectos de cooperación técnica que prestaban asistencia al gobierno y a los interlocutores sociales en la reforma del mercado del trabajo y la legislación laboral, la lucha contra el tráfico de seres humanos y el trabajo infantil, la promoción del diálogo social, la extensión de la seguridad social y el fortalecimiento de la capacidad nacional. Los interlocutores incluían al Ministerio del Trabajo, Asuntos Sociales e Igualdad de Oportunidades, organizaciones de empleadores y trabajadores, gobiernos locales y las asociaciones de artesanos.
El Programa para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT firmó un Memorándum de Entendimiento con el gobierno Albanés en 1999 y estableció una unidad de Monitoreo de Trabajo Infantil en el Ministerio del Trabajo con el objetivo de eliminar el trabajo infantil. Desde 2003, el Servicio de Trabajadores Migrantes de la OIT lleva a cabo un proyecto en el país para mejorar las capacidades de gestión de la migración, vincular la migración laboral con los servicios de empleo y formación y asistir de manera directa a las víctimas de la trata con servicios de reintegración.
En 2006 y 2007, dirigió con éxito iniciativas para utilizar de manera productiva las remesas de los trabajadores migrantes y para trasladar micro empresas de mujeres de la economía informal a la formal. Bajo la coordinación de la Oficina del Coordinador Residente de las Naciones Unidas, el mismo programa lleva a cabo acciones para promover oportunidades de trabajo decente para los jóvenes en el país, con el objetivo de reducir la migración.
Una prueba para el Programa Trabajo Decente de la OIT y la reforma de las Naciones Unidas
Pero la coordinación y la concertación no se detienen en el nivel de la OIT y su PTDP. El programa de empleo juvenil antes citado es parte de un esfuerzo más amplio que involucra a las Naciones Unidas (ONU) para apoyar a Albania a alcanzar sus mayores objetivos de desarrollo. En octubre 2007, el gobierno de Albania y las Naciones Unidas firmaron un acuerdo que hizo del país una de los ocho naciones piloto de “Unidos en la acción” que voluntariamente participaron en este Programa de la ONU.
El Programa “Unidos en la acción” de las Naciones Unidas tiene como objetivo unir las ventajas comparativas de cada una de las partes del sistema de la ONU dentro del programa individual de cada país en las áreas de Desarrollo, Asistencia Humanitaria y Ambiente, y de completar el apoyo que ofrecen otros interlocutores de desarrollo. En Albania, combina y sintetiza el trabajo de doce organizaciones de las Naciones Unidas y fundaciones.
El Programa en Albania, que coordina y apoya el desarrollo del país y los objetivos de integración europeos, tiene como meta potenciar el impacto de las actividades de la ONU en cinco áreas: gobernabilidad más transparente y responsable; mayor participación en las políticas públicas y en la toma de decisiones; incremento y mayor acceso a los servicios básicos de calidad, desarrollo regional para reducir la desigualdad y desarrollo sostenible desde el punto de vista ambiental. La OIT participa en tres de los cinco objetivos más importantes: gobernabilidad, participación en las políticas públicas, y desarrollo regional, entre los cuales existe una estrecha interrelación.
El Programa Unidos en la Acción en Albania comprende una contribución financiera de 75 millones de dólares durante los próximos cuatro años. Las agencias de las Naciones Unidas contribuirán con 40 millones, y los restantes 35 millones serán financiados por países donantes e instituciones.
Dado que la OIT trabaja con el gobierno y los interlocutores sociales – organizaciones de empleadores y trabajadores – este modelo será parte integral del proceso de Unidos en la Acción en el país.
“Este enfoque tripartito es el fundamento de la OIT desde su fundación en 1919, mientras que es una novedad para las otras organizaciones del sistema de las Naciones Unidas” dijo Petra Ulshoefer, Directora de la Oficina Subregional para Europa Central y Oriental de la OIT. “Por lo tanto podemos decir con seguridad que la OIT es pionera en este aspecto”.
Gülden Türköz-Cosslett, Coordinador Residente de la ONU en Albania, confirma esta visión: “El papel de la OIT es único y muy significativo en el Programa Unidos en la Acción de las Naciones Unidas, y tengo confianza en que la contribución de la OIT tendrá un impacto positivo en este país”. Según Petra Ulshoefer, el programa Unidos en la Acción refleja también que las Naciones Unidas y la Unión Europea han adoptado el Programa Trabajo Decente de la OIT como un objetivo global y un enfoque integral para el desarrollo económico y social.
Albania está en el camino hacia una economía de mercado, pero necesitará reformas más profundas para tener la capacidad de enfrentar las presiones competitivas y las fuerzas del mercado en Europa.
“Nuestro papel específico y propósito principal es ayudar el país a ir hacia la adhesión a la Unión Europea y realizar las reformas necesarias”, dijo Petra Ulshoefer. “Trabajamos en dos niveles: político y operacional, que están estrechamente relacionados”.
En general, el éxito de la experiencia en Albania tendrá un impacto positivo en la manera como los otros países de la región y del mundo percibirán la reforma de las Naciones Unidas.
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