El director de Salins Ibérica, Denis Drummond, ha dirigido un escrito a los trabajadores de la Nueva Compañía Arrendataria de las Salinas de Torrevieja (NCAST) para pedirles su ‘colaboración y restablecer la situación laboral’ con el fin de limitar las pérdidas de la empresa.
Los salineros de Torrevieja mantienen desde el inicio de febrero una huelga que secundan en días alternos como señal de protesta por la falta de acuerdo con la dirección de la empresa en la negociación del convenio colectivo para 2008.
El escrito remitido por Drummond a los trabajadores señala que el Grupo Salins es el primer proveedor de sal en España, principalmente a través de las mercantiles Salins Ibérica S.L., Unión Salinera de España S.A. y NCAST.
Sin embargo, en los últimos tiempos la empresa está atravesando una serie de ‘dificultades’ y ‘los resultados que durante mucho tiempo fueron beneficiosos ahora son pérdidas’, lo que ha generado problemas ‘estructurales de carácter industrial, social, comercial y de gestión’.
Para solucionar esta situación, Drummond propone en su escrito la elaboración de un ‘plan estratégico para el mercado español hasta el año 2013’ que establezca un ‘presupuesto para 2009 que permita afianzar resultados positivos’ y mejorar la gestión de la empresa para que sea más ‘eficaz, estable y duradera’.
La carta enviada a los trabajadores destaca que la explotación de Torrevieja, formada por 134 empleados, ‘es la base’ de la producción del Grupo Salins pero que, debido a la huelga, ‘su fiabilidad industrial ha descendido de manera notoria’.
Para Drummond, la compañía no ha asumido la renovación social de los trabajadores, algo que es ‘indispensable para mantener los empleos y los salarios al mejor nivel’.
Asimismo, en el escrito, el presidente de esta mercantil recuerda que ellos deben pagar un canon ‘considerable’ al Estado por la explotación de la NCAST, que representa el 10 por ciento del efectivo.
A esa cantidad hay que añadir el índice de absentismo laboral, que ronda el 15 por ciento del total de los trabajadores.
Por todo ello, Drummond concluye diciendo que el futuro de la compañía de Torrevieja ‘depende de la capacidad de cambio de la empresa y del personal’, quienes deben ‘restablecer la confianza, la competitividad, mejorar la producción y renovar el diálogo social’.
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