El responsable de Relaciones con los Stakeholders de la organización ‘CSR Europe’, Jan Noterdaeme, apostó ayer por la ‘coompetición’ entre empresas –como una mezcla entre ‘competición’ y ‘cooperación’– para conseguir así ayudarles a mejorar. Y es que, a su juicio, no se debe hablar de "empresas", sino de "personas" y sus "dilemas" sobre cómo afrontar la gestión de las organizaciones para conseguir un impacto positivo en la sociedad.
A su juicio –y según explicó en su intervención esta mañana en un Encuentro sobre ‘Sector Químico y RSE’ organizado por Forética en el Hotel Wellington de Madrid– la ‘coompetición’ entre empresas "es una herramienta perfecta para tratar de hacer algo positivo en la sociedad; una cooperación para unir fuerzas independientemente de que las empresas sean diferentes e incluso compitan".
"Tras diez años en el mundo de la RSC sólo he conseguido saber claramente una cosa: es algo voluntario, y precisamente por ello ilimitado", aseveró. Porque, "¿dónde está el límite para hacer RSC?, ¿hasta dónde hay que llegar?", se preguntó Noterdaeme. La respuesta, dijo, es sencilla: "hasta el infinito y más allá", porque "siempre se puede ir más allá; no hay límites".
LA RSC, PRESENTE EN TODAS PARTES.
Otra de las ideas defendida por el representante de ‘CSR Europe’ fue que la responsabilidad social de las empresas está presente "en todas partes" y sobre todo está muy determinada por los contextos. En su opinión, ya está instalada una "cultura filantrópica fuerte", pero "aún no hemos comprendido que la RSC no puede ser sólo eso". "Tiene que ser un diálogo en el que todos participen; y sobre todo innovación, innovación e innovación", sentenció.
Ahora, el reto está en "pasar del riesgo a la oportunidad", y todavía hay muchos retos pendientes. "El primero de ellos es la inversión, necesaria sin duda para que la RSC siga creciendo, y sobre todo ponerle un precio a la falta de ella".
Y es que "ya se ha medido lo que le cuesta un kilo de contaminación a una empresa –este es el nivel externo de su responsabilidad–; ahora falta medir, a nivel interno, cuánto cuesta un kilo de estrés": costes para la empresa por las bajas, costes a la sociedad por hospitalizaciones y tratamientos, reducción en la productividad, etc, remarcó Noterdaeme en su intervención.
Según su opinión, todos los ‘obstáculos’ a los que pueda enfrentarse la RSC "son sin duda internos". "Están dentro de la empresa: lo que deje de hacer la compañía en esta materia no es culpa del Gobierno, no es culpa de la sociedad, ni de la competencia". "Las mayores dificultades para su avance siguen estando en el ámbito interno", insistió.
Como conclusión, el representante de ‘CSR Europe’ consideró que, después de casi una década hablando de RSC, "el camino a seguir sigue siendo en de las alianzas y el diálogo entre el sector público y el privado", para "cocinar" proyectos juntos en lo que denominó ‘laboratorios de ideas’; algunos de los cuales ya está desarrollando su institución y de los que esperan obtener los primeros resultados antes de finales de 2008 para poder diseminarlos y comunicarlos.
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