En línea con la tendencia generalizada de avanzar hacia modelos de desarrollo con una mayor conciencia del impacto que las actividades tienen en el medioambiente y sobre los recursos disponibles, las empresas están incorporando la variable de la sostenibilidad como parte de su estrategia de crecimiento.
En este contexto, ISS, empresa especializada en integración de servicios y workplace, ha organizado la jornada ‘Binomio Sostenibilidad-Espacios: Hacia modelos de negocio de impacto medioambiental’, con el objetivo de ahondar en los retos de este nuevo paradigma empresarial. En el encuentro han participado los principales responsables de Workplace y Facility Management de Accenture, Bankinter, Grifols, Indra, Banco Santander y Siemens.
El ‘Efecto Bruselas’
Una de las principales conclusiones de la sesión, relativa a la transformación de los modelos de negocio hacia patrones más respetuosos con el planeta, es la existencia de un marco regulatorio común exigido por la Unión Europea. Las compañías, estimuladas por el denominado ‘Efecto Bruselas’, han tenido que empezar a incorporar el factor de la sostenibilidad en sus planes estratégicos, en buena medida por la presión ejercida desde el ámbito legislativo, especialmente en Europa.
La palanca de la financiación
La financiación es otra de las palancas de cambio fundamentales en la transición hacia negocios de menor impacto medioambiental. Según han explicado los participantes de la jornada, el Banco Central Europeo, así como el sector financiero en general, ejercen un gran poder en los planes de transformación de las empresas. A la hora de ofrecer financiación, los bancos se fijan, cada vez más, en los riesgos indirectos, asociados a la normativa de sostenibilidad vigente, y directos, relativos a los riesgos físicos en los que el cambio climático es evidente, especialmente presentes en sectores como la agricultura o la ganadería.
Además, en una línea similar, los fondos procedentes de la Unión Europea ejercen sobre las compañías una gran influencia, por cuanto son destinados a organizaciones que trabajen proactivamente por el planeta y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Una transformación profunda: la concienciación
Como tercer factor de transición, los representantes de las empresas han coincidido en señalar el cambio de mentalidad que ha ido adoptando la sociedad en relación con la sostenibilidad. El consumidor exige, de forma creciente, que las compañías ofrezcan productos y servicios sostenibles. Esta sostenibilidad debe entenderse en su sentido más amplio, que competa al medioambiente, pero también a su impacto en la comunidad y en la gobernanza de las organizaciones.
Las empresas están, por tanto, prácticamente obligadas a incorporar políticas sostenibles en su estrategia corporativa, no solo para mantener su supervivencia, sino como maniobra clave para atraer y retener talento, ya que los jóvenes cualificados de hoy en día quieren trabajar en compañías que se adecúen a las tendencias más actuales.
Políticas sostenibles
Entre las actuaciones concretas que llevan a cabo las organizaciones para trabajar en pos de un modelo que tenga en cuenta los recursos disponibles, las empresas priorizan el uso de energías renovables y la implementación de medidas de eficiencia energética, así como el reciclaje, la electrificación de su flota o la compensación de gases de efecto invernadero. Para desarrollar todas estas iniciativas, muchas empresas han creado departamentos de Sostenibilidad, a través de los cuales promueven este tipo de políticas alineadas con la Agenda 2030, controlando que se lleven a cabo las acciones y se alcancen los objetivos definidos.
La importancia de la colaboración
La colaboración de todos los stakeholders de la compañía se erige como otro elemento fundamental en el avance hacia un modelo respetuoso con el medioambiente, siendo, así, que el impacto de una organización en su entorno procede de las diferentes fases de su cadena de valor. Luego, las empresas deben tejer alianzas con aquellos colaboradores que, además de reportarles beneficios económicos, les procuren asimismo ciertos estándares de sostenibilidad, ya sean clientes, proveedores o acreedores.
El desafío de la medición
Finalmente, los portavoces de las organizaciones han señalado que otro de los factores relevantes a la hora de avanzar con pasos firmes hacia la sostenibilidad es la medición de su huella ecológica, un elemento que dependerá mucho del grado de innovación tecnológica de cada compañía, así como del entorno en el que opere. Y es que, en un mundo totalmente globalizado, en donde las empresas desarrollan su actividad en distintos países e incluso continentes, con sus respectivos marcos legales y idiosincrasias, la cuantificación del impacto medioambiental no es tarea fácil.
Asimismo, en el caso de las empresas que sí consiguen medir con éxito su huella ecológica, y cuyos resultados son positivos, estas a menudo tienen que lidiar con comunicar sus hitos en una época en que el greenwashing es orden del día, y en que los consumidores son cada vez más críticos con los discursos de las compañías.