En una sociedad cada vez más concienciada con la sostenibilidad, las empresas se ven empujadas a buscar fórmulas para adoptar un enfoque más responsable con el planeta sin renunciar por ello al rendimiento empresarial. De hecho, tanto empleados como empresarios tienen cada vez más en cuenta este factor. Según Edelman, el 88% de los inversores cree que las empresas que priorizan las iniciativas ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza), representan mejores oportunidades de inversión. Por otra parte, el 65% de los empleados son más propensos a trabajar en empresas con políticas medioambientalmente firmes.
En este sentido, poner el foco en el ciclo de vida de la información que maneja la empresa puede suponer un paso crucial. Disminuir la generación de contenido en papel, su uso, almacenamiento y los residuos derivados, además de reducir el consumo energético de las instalaciones que lo albergan, son los puntos de partida clave para hacer sostenible el proceso completo de gestión de la información empresarial.
Prácticas sostenibles en todas las etapas de la información
Las empresas tienen en su mano adoptar prácticas que reduzcan su impacto medioambiental desde el momento en el que se crea la información:
En su inicio, fomentando los registros y datos de origen digital frente al papel, reduciendo el uso del tóner y desaconsejando imprimir o eligiendo proveedores que aprovechan los materiales reciclados y siguen procesos sostenibles.
En una segunda etapa, cuando la información ya está en uso, las compañías pueden controlar muchos aspectos que repercuten en el medioambiente, empezando por el consumo energético de los dispositivos informáticos. Desde el consumo que generan los centros de datos, hasta el que producen los dispositivos de la oficina. También es importante analizar el uso de papel, embalajes, carpetas y otros suministros que podrían utilizarse de una forma más responsable. Por último, la digitalización y eliminación del papel empuja a una mayor eficiencia y facilidad en el acceso a los datos.
También el almacenaje de la información supone un gasto energético. Las empresas podrían ahorrar hasta un 87% de su consumo energético si trasladaran los datos inactivos que están en sus servidores a cintas de datos seguras[3]. Además, promover el uso de centros de datos “as a service” o instalaciones que funcionen con energía renovable, favorece un almacenamiento de la información más sostenible.
Como última parte del ciclo, cuando la información tiene que ser eliminada, hay algunas consideraciones a tener en cuenta para hacerlo de forma respetuosa con el entorno. Por ejemplo, en vez de destruir los aparatos electrónicos, conviene plantearse renovarlos o reciclarlos. Es importante también evaluar a los proveedores, para asegurarse de que tienen las certificaciones necesarias y emplean métodos sostenibles.
Consumo energético, papel y residuos electrónicos
La digitalización también conlleva un gran impacto en el medioambiente. Los centros de datos suponen un 3% de la demanda mundial de electricidad, por lo que los proveedores son cada vez más conscientes y buscan fórmulas innovadoras para utilizar energía más limpia. En este sentido, las energías renovables, las técnicas avanzadas de refrigeración y reducir el tiempo de inactividad de los ordenadores son formas de disminuir su huella.
Por otra parte, uno de los residuos más comunes a nivel empresarial son los deshechos en papel. En este sentido, es importante que las empresas estén concienciadas y enseñen a sus empleados métodos seguros y confiables para eliminar el papel que ya no se utiliza. De esta manera la compañía puede llevar a cabo un reciclaje seguro del mismo y de manera medioambientalmente responsable, junto con otros activos como los equipos de IT.
Junto con el papel, cada vez hay una mayor presencia de aparatos electrónicos cuya obsolescencia programada genera una mayor demanda de recursos y un mayor número de residuos. De hecho, son el flujo de residuos de más rápido crecimiento, generando 53 millones de toneladas en el año 2019[5]. Para estos deshechos también es posible implementar un proceso de economía circular basado en el reacondicionamiento y aprovechamiento de sus componentes, junto con el reciclaje de los materiales de los que están compuestos. De esta forma, junto al papel, es posible llevar a cabo un reciclaje seguro y medioambientalmente responsable de los equipos IT.
“En el actual contexto global en el que la sostenibilidad se ha convertido en una obligación, es necesario que las empresas replanteen su forma de gestionar los datos y mejoren la forma en la que almacenan, tratan y se deshacen de la información que manejan”, declaraba Claudia Di Rienzo, directora comercial en Iron Mountain. «Si de verdad las empresas quieren ser medioambiental y socialmente responsables, este es el momento perfecto para evaluar y renovar sus flujos de información. En muchos sentidos, es el momento de empezar de cero”, concluía Di Rienzo.
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