Las empresas se encuentran en un momento de definición de objetivos empresariales según los criterios mínimos ESG (Enviroment, Social and Corporate Governance), como respuesta a las crecientes exigencias de usuarios y clientes, gobiernos e incluso de entidades financieras. Desde que se estableciera la Agenda 2030, esta normativa se ha convertido en el marco principal para establecer acciones de sostenibilidad en nuestro país y, según el estudio ‘Contribución de las empresas españolas a la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030: una consulta integral’, el 85% de las empresas afirman estar ya hoy trabajando en alguno de los ámbitos de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), mientras que en el caso de las PYMEs y autónomos el porcentaje se reduce al 83% y 61%, respectivamente. Son las empresas del sector tecnológico (62,5%), petrolero y energético (60%) y la construcción (60%), las que más incluyen los ODS en sus memorias.
Además de los motivos legislativos, las empresas pueden hallar en la sostenibilidad una oportunidad de negocio, que les permita obtener una diferenciación, y, por lo tanto, una ventaja competitiva. Según los datos de Fullstep, compañía especializada en la digitalización end-to-end del proceso de compras, aprovisionamiento y cadena de suministro, una de las ramas en la que más criterios y parámetros en torno a sostenibilidad empresarial se están implementando, es en la relacionada con la cadena de suministro. “Permite a las empresas crear unos vínculos más resistentes tanto con los clientes como con los proveedores, además de obtener una mayor seguridad, al evitar posibles crisis derivadas de la retirada de productos en el mercado, sanciones financieras o de incumplimiento de los proveedores, o, incluso, el agotamiento de los recursos”, explica Rosario Piazza, CEO de Fullstep.
Retos en torno a la gestión y establecimiento de indicadores de la cadena de suministro sostenible
Los ODS buscan reducir las emisiones de CO2, la reciclabilidad de los recursos, el respeto a la diversidad y la promoción de las minorías entre otros muchos fines. A la hora de establecer criterios de compras sostenibles, contar con un sistema de medición del desempeño y cumplimiento de estos criterios, así como con una ruta para la gestión del cambio tanto dentro como fuera de la empresa, son los principales retos para la creación de una cadena de suministro sostenible.
La Organización Internacional de Normalización publicó en 2017 la ISO 20400 con el objetivo de proporcionar orientación y reconocimiento a aquellas organizaciones que apuestan por la sostenibilidad en las adquisiciones, y el año 2020 y el 2021 están siendo claves para la sostenibilidad, y desde Fullstep afirman que “el interés por la certificación se ha duplicado en el último año. Y es que las empresas españolas están cada vez más concienciadas en que tienen que empezar a trabajar estas políticas con una hoja de ruta que les vaya guiando con el objetivo de la agenda 2030. Cada empresa está centrando su estrategia corporativa en la cadena de suministro de manera diferente, prestando más atención a un ODS u otro dependiendo del sector al que pertenezca. Además, en esta área los ODS que actualmente prevalecen son 3: el de trabajo decente y crecimiento económico, la acción por el clima, la industria, innovación e infraestructura. Y por el contrario los que menos atención centran son el hambre cero y la vida submarina”, explica Piazza.
Los indicadores para medir el desarrollo de las políticas de sostenibilidad de las cadenas de suministro de las empresas en su relación con los proveedores son, el número de proveedores con mapa de riesgos definidos, con políticas de igualdad de género, proveedores sancionados en los últimos años por incumpliendo de la legislación social, laboral o ética, con plan de gestión de residuos, que emplean energía fuentes renovables, con plan de reducción de emisiones de CO2.
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