El término “cultura empresarial” hace referencia al ADN o la personalidad de la organización. Cada empresa cuenta con su propia cultura, la cual la convierte en única y la distingue de su competencia. Pero para que la cultura organizacional tenga sentido debe estar integrada por una serie de valores compartidos por todos sus estamentos, los cuales persiguen una correcta adaptación tanto a las etapas de estabilidad, como a los periodos imprevistos o de crisis como los que vivimos actualmente con la pandemia mundial provocada por la Covid-19.
Y es que muchas empresas, no solamente han incurrido en pérdidas durante estos últimos meses, sino que un número considerable de ellas han tenido que declararse en bancarrota o en suspensión temporal.
Para evitar que esta preocupante tendencia siga al alza, es clave que las organizaciones pongan énfasis en su valores compartidos o “core values”, los cuales permiten marcar el camino a seguir en épocas de crisis, indicando a los miembros de la organización qué se espera de ellos, e influyendo directamente en el entorno para fortalecer a la empresa en este panorama de incertidumbre.
Dicho de otro modo, el valor compartido podría definirse como la intersección entre el valor económico y el valor social de una empresa. La creación de valor social contribuye a crear valor económico y viceversa, de manera que se produce una conexión entre ambos tipos de valores que hace que la empresa incremente su valor final.
Esta es la teoría, pero la realidad es muy diferente y habla por sí sola. Artículos como el publicado por Universia Business Review arrojan datos tan demoledores como que el 27’81% de los empleados desconoce la existencia de un listado de valores o código ético en su empresa, o que un 30% de ellos no se identifican con los valores de ésta.
Convertir las crisis en oportunidades
A pesar de los datos, muchos profesionales creen que la actual situación puede ser, sin embargo, una gran oportunidad para afianzar los valores compartidos de las empresas y que, por consiguiente, la cultura empresarial de éstas salga reforzada.
«Al igual que nos sucede con nuestros valores personales, son las situaciones comprometidas o complicadas las que hacen que estos se tamabaleen o, por el contrario, salgan reforzados. En el caso de las empresas ocurre lo mismo. Si somos capaces de transmitir el sentido de identidad a sus miembros y facilitar la generación de un compromiso más allá del propio interés individual conseguiremos aumentar su estabilidad y, por tanto, su viabilidad» afirma Noelia Alonso, coach, formadora y consultora organizacional especialista en liderazgo del Centro Internacional de Desarrollo en Valores Zinquo.
Pero, ¿qué valores deben ocupar las primeras posiciones en una situación como la actual?
1. Confianza
No verse físicamente implica que pueda surgir cierta desconfianza entre empleados y jefes. Para asegurarse de que los trabajadores cumplen con su deber sin estar constantemente vigilados, se pueden establecer objetivos y hacer un chequeo periódico para darle al trabajador la oportunidad de demostrar que se puede confiar en él. De hecho, diversos estudios apuntan a que el teletrabajo podría llegar a representar el 50 % del empleo en España en una década, la mayoría de ellos en un régimen mixto entre presencial y telemático.
2. Resiliencia
Otros de los conceptos más de moda en estas fechas dentro del mundo empresarial pero que, no por ello, deja de ser uno de los valores corporativos clave para superar esta situación.
«En este punto es curioso observar cómo la resiliencia, entendida como la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada, puede retroalimentarse entre empleado y empresa. Si conseguimos trasladar nuestro carácter resiliente al entorno laboral, los dos ámbitos de nuestra vida se verán reforzados» explica Alonso.
3. Comunicación
Cuidar y potenciar una comunicación constante entre todos los integrantes de la organización debe ser otro de los aspectos que más se debería reforzar actualmente, con el propósito de seguir fortaleciendo el sentimiento de pertenencia.
En este punto, la comunicación interna juega un papel fundamental ya sea en sentido descendente (desde los directivos a los responsables y, a continuación, de éstos hacia los empleados) como ascendente (sentido inverso). Además, las herramientas de videoconferencia facilitan que aquellos empleados de la empresa que estén teletrabajando puedan mantenerse informados de cómo va el negocio, interesarse por sus tareas o cuáles son los pasos y previsiones a corto plazo.
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