La Fundación Global Nature (FGN) ha participado intensamente en CONAMA 2018 que este año se ha desarrollado bajo el lema ‘Rumbo2030’ con el objetivo de subrayar que “sin un cambio radical antes del año 2030, los esfuerzos posteriores podrían no llegar a tiempo”. Para FGN los ejes de un futuro sostenible pasan por una apuesta clara y conjunta por el desarrollo rural y la biodiversidad. Por ello, en las diferentes actividades en las que ha participado ha compartido resultados de sus proyectos en campo y distintas propuestas basadas en 25 años de experiencia en el trabajo conjunto con agricultores, la industria y administraciones de la agricultura, la ganadería y el medio natural.
Como visión global, la Fundación ha estado en grupos ya consolidados como los congregados en torno a la temática ‘Empresas y Biodiversidad’ y ha ampliado su presencia en otros que cada año tienen más fuerza como es el caso de ‘Basuras Marinas’.
La necesidad de una hoja de ruta
‘La transición hacia una agricultura más sostenible’ fue una mesa fundamental en la que participó la Fundación. La coordinadora técnica de FGN, Amanda del Río, moderó una mesa y un debate alrededor de temáticas tan urgentes como la forma de hacer frente al cambio climático. Fue en este ámbito en el que la coordinadora del proyecto europeo LIFE Agriadapt, Vanessa Sánchez, hizo una ponencia bajo el título ‘Cómo alcanzar la sostenibilidad en la agricultura, la necesidad de una Hoja de Ruta’. Durante su intervención, Sánchez expuso propuestas para el camino hacia la sostenibilidad, como la mejora de la biodiversidad o la adaptación al cambio climático, retos fundamentales del sector para garantizar la seguridad alimentaria.
Así, la técnico de la FGN detalló propuestas basadas en la experiencia adquirida en los diferentes proyectos LIFE que desarrolla la entidad: AgriAdapt, Food & Biodiversity y Estepas de La Mancha. Como ejemplos, Sánchez rescató la necesidad de apostar por labores de asesoramiento a agricultores y ganaderos en la implantación de medidas agronómicas de testada eficiencia, la necesidad de establecer una adecuada fertilización, de recuperar las rotaciones con legumbres y adaptar las rotaciones a las diferentes realidades agrícolas y climáticas españolas o apoyar de forma decidida a la ganadería extensiva.
Comunicar en la cadena agroalimentaria
Otras de las actividades destacadas fue la coordinación del bloque ‘Aprovisionamiento sostenible’, que analizó las buenas prácticas de comunicación de la sostenibilidad en la cadena agroalimentaria. En esta mesa se presentaron casos de empresas, asociaciones y sindicatos agrarios y se abrió un interesante debate sobre la importancia de lograr que el mensaje “sea comprensible para los consumidores”, labor en la que trabaja en concreto el proyecto Life Food & Biodiversity de la FGN.
De nuevo estuvo Amanda del Río, en esta ocasión acompañada por Jordi Domingo, técnico del citado LIFE Food & Biodiversity. Durante la actividad, se presentaron los resultados de una encuesta que han contestado profesionales del sector y que arrojan datos ilustrativos como que la mitad de las empresas encuestadas (51) cuentan ya con estrategias específicas para comunicar la sostenibilidad. En esta línea, Domingo explicó que el medio ambiente ya ha pasado a formar parte del negocio y ha dejado de ser un elemento accesorio que sólo “adorna de verde” la marca.
Además, este espacio contó con la exposición de resultados de otra encuesta realizada por estudiantes de la Universidad Europea de Madrid a grupos de edad formado por los denominados millennials (250) y que resultó aún más interesante por la comparación que estableció. Para ellos, por ejemplo, el mensaje clave a comunicar sobre un producto con las propiedades de ECO, BIO o sostenible no es su papel para proteger la naturaleza sino la salud.
Polinización
Asimismo, Alba Page, técnico de la FGN, intervino en la sesión dedicada a la conservación de los polinizadores. Explicó un aspecto fundamental: las medidas de conservación de hábitats seminaturales que la Fundación desarrolla en diferentes proyectos agroambientales. En esta línea, Page profundizó en el valor económico que suponen los insectos polinizadores de 15.000 millones de euros sólo en la UE (según la Estrategia Europea de Biodiversidad 2020). Por tanto, la técnico subrayó que son un gran indicador de la salud de la biodiversidad y, sin ellos, la alimentación correría un grave peligro. De hecho, el 90% de nuestra dieta se basa en unas 100 especies cultivadas y el 71% dependen de los polinizadores. En esta línea, Page destacó que la gestión agrícola intensiva y el uso de plaguicidas están entre sus principales amenazas.
Otras participaciones
El gran compromiso de la Fundación con CONAMA dejó, además, la intervención en otros puntos importantes como:
La exposición del proyecto LIFE Estepas de La Mancha, presente durante todo el Congreso.
El stand del LIFE Food & Biodiversity, con póster explicativo y gran acogida entre los asistentes.
Espacio para el proyecto RepescaPlas, con una creativa apuesta de photo call en la que se invitó a los presentes a hacerse “¿Un selfie para reivindicar el cuidado de nuestros mares?”.
La presencia en el espacio Conama Conecta, dentro del ODS 2 ‘Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible’ en el que tuvimos una intervención durante el desfile de moda sostenible.
La participación en el Taller de financiación con fondos europeos de la Red Natura 2000, organizado por SEO y WWF y relacionado con la campaña #PorOtraPac.
Los comentarios están cerrados.