La Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial, más conocida por sus siglas RSC o RSE respectivamente, ha llegado para quedarse, pero los expertos recuerdan que esta forma de gestión debe de ir más allá de una simple moda y tiene que impregnar toda la estructura corporativa, desde los trabajadores a los directivos, para ser realmente efectiva y permitir a las compañías alcanzar todas las ventajas que les ofrece.
La generación de los millennials se ha convertido en protagonista para las compañías, que buscan conquistarlos como clientes e incorporarlos a sus equipos. Su conciencia social también ha llevado a muchas empresas a preocuparse cada vez más por cuidar el entorno que les rodea. Y es que, sea por convencimiento propio o por la presión de los jóvenes consumidores, la responsabilidad social corporativa o empresarial (RSC o RSE) permite, tanto a las grandes corporaciones como a las PYMES, integrar gestión empresarial y respeto por los valores éticos, las personas, la comunidad y el medio ambiente.
Aunque algunos consideran que se trata de una apuesta que puede salir cara a las empresas, lo cierto es que la responsabilidad social se convierte en una especie de inversión que termina por reportar importantes beneficios a las compañías. Estos son algunos de los más relevantes:
- Mejora la imagen de la marca: es una de las principales ventajas de la RSC, ya que la incorporación de prácticas socialmente responsables contribuye a que los negocios se ganen la aprobación tanto de consumidores como de colaboradores que valoran cada vez más la preocupación por la ética empresarial. Gracias a ello, las organizaciones ganan credibilidad y sus productos se diferencian con respecto a la competencia.
- Fidelización: por los mismos motivos, clientes, proveedores y socios se muestran más proclives a tratar de forma continua con las marcas que practican la RSE. Así, aumentan los índices de compradores recurrentes a los que les mueve el compromiso de la compañía con su entorno.
- Atracción y retención del talento: los trabajadores también se sienten cada vez más atraídos por las empresas con este tipo de compromiso. Los índices de satisfacción de las plantillas en los negocios socialmente responsables son elevados y permiten una mayor estabilidad y compromiso de los empleados con la firma.
- Mayor productividad: los índices de satisfacción y la mayor motivación de los trabajadores llevan también a un incremento de la productividad y de su eficiencia que repercute de forma positiva en los resultados corporativos.
- Entrada en determinados mercados: son muchos los países que valoran la incorporación de este tipo de prácticas en las compañías, de forma que resulta más fácil acceder a sus mercados si ya se ha adoptado esta forma de gestión. Además, también es de utilidad estar en posesión de certificaciones que acrediten que la empresa ha incorporado prácticas socialmente responsables.
- Facilita el acceso a financiación: una mejor imagen, así como el cumplimiento de ciertos estándares, contribuyen también a que las compañías puedan acceder a financiación en mejores condiciones y solicitar ayudas específicas para negocios socialmente responsables.
- Mejora de la eficiencia: dentro de los muchos aspectos que implica la responsabilidad social se encuentra el cuidado del medio ambiente, que permite a las organizaciones reducir partidas como su consumo energético o de papel.
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