Según los últimos datos del INE, más de la mitad de los desempleados con discapacidad (51,3%) tiene 45 años o más. Esta proporción es considerablemente superior a la de los parados sin ningún tipo de discapacidad, entre los que un 35,3% es mayor de 45 años. En la población general, es el grupo de personas entre 25 y 44 años el que presenta un mayor peso sobre el total (49,8%).
GRUPO |
Personas |
% |
Personas |
% |
16- 24 años |
637.400 |
14,9% |
15.200 |
8,2% |
25-44 años |
2.137.900 |
49,8% |
75.000 |
40,5% |
45-64 años |
1.513.400 |
35,3% |
94.900 |
51,3% |
TOTAL |
4.288.700 |
100,0% |
185.100 |
100,0% |
Fuente: El empleo de las personas con discapacidad. INE (2016)
La razón que subyace a esta realidad la encontramos en las discapacidades no congénitas (es decir, las que no son de nacimiento): a mayor edad, más frecuentes son las discapacidades sobrevenidas (por enfermedad o accidente laboral).
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “la discapacidad y la edad avanzada pueden derivar en una doble discriminación hacia estos desempleados. Por ello, resulta imprescindible apostar por la formación continua de los trabajadores en activo, como parte esencial de su política retributiva, de tal forma que si pierden su empleo o se ven obligados a cambiar de sector, por presentar algún tipo de discapacidad, cuenten con las competencias necesarias para encontrar una nueva ocupación en el menor tiempo posible”.
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