La ONCE colabora en una investigación de la Universidad Miguel Hernández, coordinada por el doctor Eduardo Fernández del Grupo de Neuroingeniería Biomédica de dicha Universidad. El principal reto a largo plazo de esta investigación es el desarrollo de un nuevo sistema basado en pequeños microelectrodos intracerebrales, que en el futuro pueda ayudar a personas con ceguera o con baja visión residual a mejorar su movilidad e incluso, de una forma más ambiciosa, a percibir el entorno que les rodea y orientarse en él.
Aunque ya existen algunos dispositivos como el sistema ARGUS II, que se implanta a nivel ocular y se está empezando a utilizar en algunos pacientes con enfermedades degenerativas de la retina, estos dispositivos son totalmente ineficaces cuando existe una gran degeneración de todas las capas de la retina o en cegueras derivadas de otras patologías como el glaucoma, la retinopatía diabética, traumatismos oculares, lesiones de nervio óptico o en las alteraciones de las vías visuales que se presentan tras algunos problemas cerebrales. Para la mayor parte de estos casos no existe actualmente ningún tratamiento eficaz, por lo que esta nueva tecnología podría abrir nuevas vías de tratamiento y ayudar a mejorar la calidad de vida de estas personas.
Con la ayuda de la ONCE, se están realizando estudios sobre las modificaciones plásticas que tienen lugar en el cerebro de los sujetos ciegos como consecuencia de su adaptación a la pérdida de visión, a la vez que se están desarrollando protocolos de actuación que ayuden a conocer con antelación cuales podrían ser los mejores candidatos para este tipo de aproximación terapéutica. Además, se está realizando un estudio/encuesta para conocer la opinión de personas con diferentes discapacidades visuales frente a estos nuevos dispositivos, así como los requisitos mínimos que son necesarios para conseguir mejorar de forma eficaz su autonomía.
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