El 21 de julio la Dirección General del Trabajo Autónomo, de la Economía Social y de la RSE remitió para su conocimiento a todos los vocales del CERSE, el documento final de la EERSE que incluía las modificaciones pactadas y ponía a disposición pública este texto en su página Web.
Para CCOO quedaban muchos temas importantes en los que avanzar en RSE que hubiéramos querido que se reflejasen en el documento final de la Estrategia, pero era prioritario e imprescindible que la RSE no se convirtiese en una mera estrategia de marketing empresarial, especialmente en estos momentos en que la crisis económica y sus consecuencias sociales y laborales, han dañado la confianza de la ciudadanía. Las modificaciones propuestas evitaban en gran medida que esto ocurriese, y por eso, su aprobación garantizó nuestro apoyo a la Estrategia.
Pero el texto remitido al Consejo de Ministros, no ha incluido una de las modificaciones acordadas, parece que a petición de uno de los grupos que conforman el Consejo. Esto es inaceptable para CCOO y así lo hemos hecho llegar al Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
El proceso de RSE en España no puede seguir agravando la crisis de credibilidad en la que nos encontramos inmersos. La EERSE no puede ser un ejercicio teórico, ni su objetivo puede ser como declara el Gobierno “apoyar el desarrollo de prácticas responsables como motor de la competitividad”. La misma Estrategia establece que su principal misión es contribuir al desarrollo sostenible de la sociedad española, impulsando modelos de gestión responsables que velen tanto por la competitividad y crecimiento de la economía, como por el desarrollo de las personas y el respeto por el medio ambiente. Por tanto, uno de sus propósitos debe ser mejorar la situación actual, pero marcando una senda que impida volver a cometer los mismos graves errores.
La única manera de que la RSE se desarrolle es mediante su integración en la estrategia global de la empresa y su aplicación en la estrategia cotidiana, estableciendo un vínculo estrecho entre los resultados financieros de la empresa y sus resultados a nivel socio-laboral, en materia de relaciones laborales, derechos humanos, buen gobierno y medio ambiente. No son suficientes las declaraciones sobre responsabilidad social sin demostraciones y la mejor forma de demostrar que se está haciendo algo es permitiendo su evaluación.
La economía no puede dirigir las leyes ni la ética; es la política la que debe influir en el comportamiento ético de la economía, y debe actuar con rapidez, especialmente para ayudar a los más vulnerables, porque la verdadera prosperidad es la compartida y de eso precisamente es de lo que trata la Responsabilidad Social de las Empresas.
Si no se respetan los acuerdos alcanzados, será aún más difícil que podamos requerir a las empresas un comportamiento socialmente responsable y el cumplimiento de la legalidad vigente que lleva aparejado.
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