La mayoría de los 115 trabajadores de Yanko que se quedarán sin empleo es gente que siempre se ha dedicado al calzado. Dos trabajadoras que a lo largo de esta semana han recibido la carta anunciándoles que están incluidas en la lista «negra» relatan sus vivencias, ellas son Reme Miras y Catalina Pascual.
Miras es de Inca y tiene 39 años. Lleva cinco trabajando en la empresa. Desde joven siempre se ha dedicado al mundo de la piel.
«No quiero ninguna indemnización sólo pido seguir trabajando», exige Miras al igual que Pascual.
Ambas afirman que no saben que harán a partir de ahora, «sólo sabemos hacer zapatos; no nos hemos dedicado a nada más».
Catalina Pascual tiene 47 años y ha trabajado en la firma 25 años. Esta empleada, natural de Maria de la Salut, explica que cuando se casó empezó en Yanko, como su marido. «Éramos más de mil empleados y se producía mucho. La empresa nos proporcionaba autocares, teníamos un comedor y bebidas gratis. Ganábamos mucho dinero. La empresa de ahora no tiene nada que ver».
«Tenemos vacaciones la primera quincena de agosto. Durante el mes de julio estuvimos parados sin hacer nada, nos dijeron que nos podíamos ir, algunos optaron por el permiso retributivo, pero nosotras decidimos quedarnos en la fábrica, parecía que si nos íbamos dábamos la batalla por perdida», explican Miras y Pascual.
Por último, explican que «el calzado que fabrica Yanko en India desde 2003 es de muy mala calidad, pero al empresario lo único que le interesa es pagar un sueldo bajo a los empleados de ese país. Cobran una miseria, un euro cada doce horas trabajadas».
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