El presidente del comité de empresa de Babcock, Daniel Penas, advirtió ayer de que no admitirán despidos en el nuevo plan industrial diseñado por Austrian Energy (AEE) para la empresa de bienes de equipo, y que contempla una reducción de plantilla de unas 80 personas. 'Obligatoriamente, cualquier ajuste pasa por la fórmulas que se han empleado en Babcock, como han sido expedientes de regulación de empleo y bajas incentivadas voluntarias pactadas', aseveró.
Penas hizo estas declaraciones a Europa Press tras la reunión que se celebró ayer en Madrid entre Sepi, los propietarios de Babcock Power España y los representantes sindicales, para impulsar la adaptación del plan industrial.
El objetivo del encuentro, según informó la propia Sepi, es lograr un acuerdo entre empresa y trabajadores para afrontar el futuro de Babcock 'en un marco de estabilidad que asegure la continuidad y consolidación del proyecto industrial'. Tras la reunión, está previsto un nuevo encuentro el próximo 10 de enero.
El representante sindical explicó que la dirección de la empresa está dispuesta a negociar el recorte de plantilla previsto en el nuevo plan industrial. Sin embargo, los trabajadores consideran que el recorte sería como consecuencia del desarrollo del plan industrial, 'de una forma seria y ordenada y, en todo caso, veríamos la forma de llevarlo a cabo', aspecto que está aún por negociar.
Asimismo, Daniel Penas apuntó que la cantidad exacta de bajas 'todavía está por cuantificar y, cuando hagamos las comprobaciones pertinentes del plan industrial, estaremos en disposición de decir si es una cifra en torno a las 80 bajas'. Actualmente, Babcock cuenta con 404 trabajadores y fijos y unas 70 contrataciones de carácter temporal realizadas en los últimos meses.
Según explicó el presidente del comité de empresa, en la reunión Austrian Energy 'reconoció sus errores pasados en gestión e hizo una apuesta de futuro, errores que quieren enmendar con un nuevo plan industrial'. Asimismo, achacó las pérdidas a que el mercado internacional ha sido cambiante durante este tiempo a nivel industrial. 'Por su parte, prosiguió, la Sepi mostró su voluntad de arreglar el tema de Babcock con visos de futuro'.
DISCREPANCIAS SINDICALES
También hay discrepancias en la posición de los trabajadores. Así, mientras ELA sólo contempla la salida de Babcock del actual accionista (AEE), el resto de sindicatos están dispuestos a entablar negociaciones con Sepi y con Babcock para negociar un nuevo plan industrial de futuro para la compañía y que 'vaya parejo con una garantías amplias por parte de Sepi y con un control efectivo sobre este plan industrial'.
Según Penas, los responsables de Sepi han reconocido que no se ha cumplido el plan industrial de Babcock, por lo que llevan varios meses negociando con Austrian Energy un nuevo plan industrial, siguiendo el mandato del Congreso de los Diputados que aprobó, por unanimidad, una moción en la que se instaba a la Sociedad estatal a que auspicie un nuevo plan industrial, con un mínimo de desarrollo de dos años.
Los trabajadores consideran que si la SEPI hace una apuesta, 'tiene que ser con garantías amplias, con un desarrollo similar al que han tenido las empresas navales de Izar'.
Por su parte, Austrian Energy ha informado a los trabajadores de Babcock que tiene una carga de trabajo asegurada para dos años y con un valor de 175 millones de euros. No obstante, los sindicatos tiene reservas sobre que el desarrollo de esos trabajos les puedan suponer 'beneficios ó pérdidas'.
SEGUIMIENTO Y CONTROL
Sepi recordó que el próximo 30 de enero de 2007 concluye el periodo en el que Sepi puede ejercer el seguimiento y control de la ejecución del Plan Industrial. Añadió que, a partir de ese momento, sin un acuerdo entre empresas y trabajadores, no será posible su intervención.
Por ello, maniestó que ha venido manteniendo reuniones bilaterales con la empresa con la empresa propietaria, por un lado, y con los representantes laborales, por otro, con el fin de impulsar un acuerdo entres ambas partes.
El holding público recordó que la empresa Babcock Power España fue adquirida por Austrian Energy (AEE) a su anterior propietario, Babcock Borsig, el 30 de enero de 2004, y el contrato de compraventa incluía el compromiso de llevar a cabo un Plan Industrial en un plazo de tres años, que era a su vez una adaptación del que se aprobó en julio de 2001, cuando se materializó la privatización de la empresa vasca.
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