Los empleados que sobreviven a medidas de reestructuración en sus lugares de trabajo, conservando su puesto, se pueden considerar afortunados; pero estas personas corren mayor riesgo de padecer problemas de salud mental, señalaron el jueves científicos finlandeses.
Tras estudiar el impacto de las reestructuraciones en un grupo de empleados municipales, los expertos hallaron que los hombres que mantenían sus puestos de trabajo eran un 50 por ciento más propensos a recibir antidepresivos o píldoras para dormir que quienes no habían sufrido despidos en su entorno.
"Este estudio, realizado sobre 26.653 empleados de la ciudad, sugiere que la reestructuración es un riesgo para la salud mental, no sólo de los empleados que pierden sus puestos de trabajo, sino para aquellos que continúan trabajando en el lugar", dijo el profesor Mika Kivimaki, del University College London.
Las mujeres que participaron en el estudio, difundido en la publicación 'Journal of Epidemiology and Community Health', fueron 12 veces más propensas a usar medicamentos recetados después de la reestructuración laboral.
Las pastillas para dormir fueron los fármacos más empleados entre los hombres, mientras que las mujeres recibieron principalmente ansiolíticos.
Kivimaki y su equipo dijeron que los empleadores, políticos y expertos en salud ocupacional deberían reconocer que la reestructuración implica problemas de salud mental para sus trabajadores.
"El riesgo excesivo observado en los empleados al ser recetados con medicamentos psicotrópicos después de una reestructuración indica una carga no sólo para los individuos sino para toda la sociedad", añadió Kivimaki.
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