La vivienda de Ames, en la que residían inmigrantes, cerró sus puertas el 1 de enero
La institución alega que sin ayuda pública no garantiza el pago de los salarios
La organización Cáritas de la diócesis de Santiago ha decidido suspender algunos de sus servicios de atención a inmigrantes para evitar así convertir en indefinidos los contratos de siete de sus trabajadores, cuya relación laboral finalizó el 31 de diciembre pasado y que habrían pasado a ser fijos en caso de haberla renovado. Como resultado, uno de los seis pisos de acogida a extranjeros que mantenía la institución en el municipio coruñés de Ames, y en el que vivían cinco personas, dejó de funcionar el día 1. Los inmigrantes también dejaron de beneficiarse de otras prestaciones, como la asesoría laboral, la mediación ante las Administraciones o la orientación laboral, ante la falta de personal adecuado para realizar estas tareas.
El director diocesano de Cáritas, José Severino Montes, detalló que la razón por la que no se han renovado los contratos es que no hay garantías de que existan fondos para pagar los salarios de los empleados, ya que dependen de subvenciones de la Xunta que todavía no han sido convocadas. Montes reconoció abiertamente que para Cáritas los contratos indefinidos «son un obstáculo, porque si al año siguiente no disponemos de fondos, nos podemos encontrar con un despido». Sin embargo, fuentes de la Secretaría Xeral de Inmigración aseguran que la nueva línea de ayudas para instituciones que prestan ayuda a inmigrantes está próxima a su publicación, y que «con toda seguridad», Cáritas será una de las beneficiadas.
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