La villa de Puerto Real tomó ayer la calle en defensa de los puestos de trabajo de los empleados de la planta de Delphi. Entre 1.000 y 1.500 personas recorrieron el casco histórico de la ciudad en protesta por el anuncio de cierre de la factoría y con el objetivo de conseguir una reacción de las administraciones para que impidan que los peores pronósticos se conviertan en realidad.
La convocatoria, prevista para las once de la mañana, fue organizada por las mujeres de los operarios, que desde el pasado viernes vienen realizando una serie de actos para hacerse oír por encima de los ejecutivos de la compañía y los dirigentes políticos. No era mucha la gente que acudió a la cita a la hora acordada, pero un incesante goteo de pequeños grupos convirtió en una multitud la concentración en la puertorrealeña plaza de Rafael Alberti. Aunque la organización convocó sólo a las esposas de los trabajadores, el pueblo entero respondió a la llamada de los afectados y acudieron familias enteras.
Debido a la constante afluencia de vecinos que se solidarizaban con la situación, las esposas decidieron improvisar una marcha que recorriera el centro de la villa para recordar al pueblo que no olvide el conflicto. A bote pronto, y para fomentar la toma de conciencia de sus conciudadanos, acordaron también repartir un pequeño cartel que entregaron en las empresas de las vías comerciales de la ciudad para que se expusieran en los escaparates y en el que los comercios se solidarizaban con los trabajadores.
Muchas de las mujeres de los trabajadores acudieron con cacerolas que golpearon al ritmo de las consignas de protesta que se corearon. Delphi no se cierra; Esto es terrorismo industrial; Pueblo, únete, Hoy por mí, mañana por ti, Únete, te necesitamos, Somos 5.000, ¿dónde nos metemos?, Éste es nuestro pan y no nos rendiremos fueron algunas de las consignas que se corearon a lo largo de la marcha. Con ellas, no sólo justificaban la presencia de la manifestación en la calle de cara a los vecinos y a sí mismos, sino que también pedían la presencia física y el apoyo moral de estos últimos.
Conforme la marcha discurría por el centro, decenas de ciudadanos se sumaban a los que llegaban a la calle de la Plaza desde Sagasta y la Ribera del Muelle. En la arteria comercial de la Villa, numerosos viandantes mostraban su indignación por el anuncio de cierre de la multinacional norteamericana. 'Lo que han hecho es intolerable, la Bahía no está muy boyante y a nivel laboral es paupérrima', comentó Juan Carlos Hidalgo, celador del Servicio Andaluz de Salud, al paso de la manifestación en su entrada a calle Nueva. Y añadió: 'Esto puede ser una verdadera catástrofe económica para Puerto Real y el resto de la Bahía'.
Mientras tanto, la marcha continuó su discurrir improvisado. La previsión de desembocar en la plaza de Jesús se desechó por el momento y la cabecera, guiada por hijos de trabajadores con pancartas reivindicativas, entró en el Mercado de Abastos, que se encontraba atestado de compradores. Sin embargo, recibieron éstos a los manifestantes con cierto distanciamiento. 'Da igual, lo que de verdad importa es que nos vean y nos escuchen, que sepan que seguimos aquí y que somos sus vecinos', se oyó comentar.
Eduardo Mariscal, un pescador con puesto de venta en la plaza comercial auguró las posibles consecuencias de este conflicto: 'Esto va a desembocar en un aumento del paro en todas partes y en distintos sectores, afectará a todo el pueblo y a toda la Bahía'. 'Las pérdidas en el poder adquisitivo de los clientes, son mis pérdidas en ventas', añadió. La indignación de los vecinos por la decisión de la dirección de la compañía amplió su ámbito hasta alcanzar a los dirigentes políticos: 'Estamos hartos de que los políticos nos pidan su confianza y que no encuentren soluciones cuando se presentan problemas realmente graves como éste, no reaccionan, no viven en la realidad de los ciudadanos', dijo rotundo al respecto David Sánchez.
Tras atravesar el mercado y recorrer la calle Factoría Matagorda, la marcha encaró la recta final volviendo a la calle de la Plaza para desembocar en la plaza de Jesús. Junto al escenario de Carnaval montado junto a la Ayuntamiento bajo una carpa, los manifestantes se concentraron de nuevo y corearon durante media hora las consignas que airearon a lo largo de la mañana. Antes de disolverse, la organización se felicitó por el éxito de la marcha y emplazó a las esposas a una nueva cita, que será hoy en el colegio La Salle para acompañar en silencio el desfile de la Cabalgata de Carnaval. Las mujeres aseguraron que no pretenden crear controversia ni tensiones con el normal desarrollo de las fiestas, sino que su única intención es dejar constancia de su protesta.
Los comentarios están cerrados.