Delphi lanzó ayer su primer órdago. La empresa de componentes de automoción presentó ayer a la Junta y los sindicatos la argumentación financiera, legal y comercial del cierre anunciado el pasado 22 de febrero. El informe de la compañía estadounidense, realizado por la consultora internacional KPMG, es demoledor, según reconocieron los sindicatos, aunque «es más de lo mismo que llevamos escuchando desde hace años y lo mismo que dijo Ernst&Young antes del último ERE». El estudio pone de manifiesto las elevadas pérdidas acumuladas en los últimos años y sostiene que el actual valor de la empresa es inferior al 50% de su valor real, lo que supone un riesgo real de quiebra. Incluso, uno de los portavoces de KPMG llegó a afirmar que «ni cambiando de actividad» habría salida a esta situación financiera. Sin embargo, la auditoría encargada por Delphi también reconoce que dos de las tres líneas de producción son rentables y sólo una se ha mantenido deficitaria en los últimos años.
La dos con resultados positivos son direcciones y transmisiones (planta 41) y rodamientos (U-1), mientras que suspensiones (planta 40) registra números rojos porque es de menor nivel tecnológico y la de mayores costes de mano de obra.
Este análisis coincide con las recientes palabras del ministro de Industria, Joan Clos, que aseguró que era posible la continuidad de dos de las tres divisiones actuales. Sin embargo, Delphi sostiene que esta posibilidad sería insuficiente para mantener toda la factoría, que tiene una plantilla de 1.600 (en torno a un millar en direcciones y otros 700 en suspensiones).
Respecto al análisis del sector, Delphi arguyó que las constructoras han emigrado en los últimos años a Asia y a Europa del Este como Polonia y Rusia, dos países donde, precisamente, la compañía ha reforzado su presencia en detrimento de Puerto Real. Tras esta primera toma de contacto después de 20 días del anuncio del cierre, los sindicatos analizarán la documentación recibida y tratarán de rebatir estas cifras en una reunión durante la próxima semana. Las conclusiones más importantes del encuentro fueron dos: la apertura de una línea de diálogo e información, que no de negociación y, sobre todo, la garantía del cobro de los salarios de los meses de marzo y abril. Esto será posible porque la factoría mantiene la actividad, aunque a un ritmo inferior al normal. El comité apela a la intervención de la Administración, porque, a su juicio, «la solución es política».
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