Las empresas textiles en Europa sufren una durísima crisis. La compañía de ropa Burberrys acaba de cerrar las puertas de una de sus fábricas en Gales, en el Reino Unido, para trasladarse a China.
Más de 300 empleados de la firma se han quedado sin trabajo. Muchos de ellos, junto a políticos y líderes sindicales, han presenciado la clausura de las puertas del inmueble.
La dirección asegura que su baja productividad era insostenible y, por ello, la trasladan a Asia. Durante más de seis meses, sus trabajadores han luchado sin éxito por conservar el empleo.
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