Remploy fue creada por el Ejecutivo británico en 1945 para dar trabajo a veteranos discapacitados de la Segunda Guerra Mundial, pero actualmente proporciona más empleo en el mercado ordinario que en sus factorías.
La empresa cuenta con un total de 83 fábricas en toda Gran Bretaña, que producen desde aceites para baño a componentes para vehículos, pero ninguna de ellas obtiene beneficios, por lo que sus gastos superan la ayuda anual de 162 millones de euros que le conceden las arcas públicas británicas.
Bob Warner, presidente de Remploy, sostiene que "es preciso realizar un importante esfuerzo para poder mantenerse dentro de ese presupuesto, por lo que tendrán que acometer un importante proceso de modernización y reestructuración." Según fuentes gubernamentales, no habrá despidos forzados y los trabajadores afectados obtendrán ayuda para conseguir otros empleos en el mercado laboral ordinario, en las factorías de Remploy que sigan funcionando o en otras empresas públicas.
Sin embargo, los sindicatos temen que esta política de ajustes dé lugar al cierre de 30 factorías y han anunciado movilizaciones.
Asimismo, los representantes sindicales de los trabajadores de Remploy creen que las dificultades económicas de la empresa podrían solventarse reduciendo a la mitad los costes de gestión, y con un marketing más agresivo de los productos.
El plan de modernización tendrá que ser aprobado por el ministro de Empleo y Pensiones, John Hutton, y la secretaria de Estado para la Discapacidad, Ann McGuire, que se enfrentarán a la oposición de los diputados, y en especial de aquellos con factorías amenazadas de cierre en su circunscripción.
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