Tecnimagen, el último fabricante de televisores de tubo catódico de España, ha anunciado el cierre de su planta de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), lo que afecta al conjunto de la plantilla, compuesta por 139 trabajadores, según han informado a Efe fuentes próximas a la compañía.
Los tres accionistas de Tecnimagen ya han comunicado que no pueden afrontar el pago de dos créditos por valor de más de cinco millones de euros, así como sus compromisos económicos con varios proveedores, después de dos ejercicios consecutivos con pérdidas y un descenso paulatino de los pedidos.
Los propietarios de la planta, situada en el polígono industrial Salas, en Sant Boi de Llobregat, dudan incluso de que puedan indemnizar a los trabajadores por el fin de la actividad, por lo que seguramente deberán recurrir a un proceso concursal (antigua suspensión de pagos) y la liquidación de la sociedad quedará en manos de unos administradores judiciales.
La fábrica de Sant Boi, propiedad de la multinacional holandesa Philips hasta octubre de 1994, apenas tuvo carga de trabajo durante el pasado mes de mayo, han señalado las mismas fuentes.
Desde el pasado mes de enero, los propietarios de Tecnimagen han tratado de vender los activos de la compañía o de elaborar un plan de viabilidad centrado en la fabricación y comercialización de productos alternativos, vinculados a las energías renovables, o circuitos electrónicos de altas prestaciones, al tiempo que han intentado conseguir ayudas públicas.
Los planes alternativos no han dado sus frutos y Tecnimagen se ha visto condenada al cierre, como ya ha ocurrido con los grandes fabricantes de productos de electrónica de consumo que había en Cataluña hace años.
Precisamente, en octubre de 1994 y fruto de un proceso de reestructuración en todo el mundo, Philips tuvo que cerrar su fábrica de televisores en Sant Boi de Llobregat.
Fue entonces cuando un grupo de directivos de la empresa, liderados por Joaquín Badenas, se hizo cargo del 100% del capital y reavivó el negocio, que pasó a denominarse Tecnimagen.
Los inicios no fueron fáciles: se negoció con Philips un plan de choque conjunto que le comprometía a adquirir parte de la producción de la nueva empresa por un período de tres años y a la cesión de su tecnología y patentes a cambio de que el nuevo equipo gestor asumiese un porcentaje de la plantilla y garantizase la viabilidad del negocio.
La compañía llegó a producir casi un millón de unidades en 2003 y entró en nuevos segmentos, como los aparatos de LCD y DVD, aunque la competencia de los países emergentes y la desaparición del formato tradicional de televisor han sido escollos infranqueables, a pesar de que el hecho de que sus unidades se comercializasen con marcas de terceros en el canal de distribución suponía un importante ahorro de costes en mercadotecnia y publicidad.
Los fabricantes de productos de electrónica de consumo prácticamente han desaparecido de Cataluña después de cierres como los de Samsung en Palau-Solita i Plegamans (Barcelona), que se materializó en 2004; y el fin de la actividad de forma progresiva en la planta de Braun en Esplugues de Llobregat (Barcelona), que culminará en 2008.
La multinacional japonesa Sony, que emplea de media a 2.600 personas en su planta de Viladecavalls (Barcelona), es una de las últimas compañías del sector que mantienen actividad industrial en Cataluña.
En diciembre de 2005 ya cerró la empresa Bocsa, la última en España dedicada a la fabricación de CD vírgenes, lo que supuso el despido de los 30 trabajadores de su planta barcelonesa.
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