Dogi ha reorganizado su cúpula directiva para aprovechar al máximo las sinergias del grupo y prevé destinar 9,5 millones de euros a indemnizaciones para reducir en 179 personas su plantilla en España, obtener un ahorro de costes y volver a los beneficios en 2008 después de seis ejercicios seguidos con pérdidas.
El consejero delegado de la compañía textil desde mayo, Karel Schroder, presentó ayer en la Bolsa de Barcelona su plan estratégico 2008-2010, que descarta un nuevo expediente una vez culminado el que está en fase de negociación y establece una inversión de 11 millones de euros para el traslado y puesta en marcha de la nueva fábrica de El Masnou (Barcelona), prevista para febrero de 2008.
Schroder, segundo accionista de Dogi con menos de un 1% del capital, por detrás del presidente de la compañía, Josep Domenech, que tiene menos de un 25%, ha considerado que el plan estratégico contempla acciones "agresivas" y "urgentes" que permitirán garantizar el empleo de las 278 personas que trabajarán en la única planta que el grupo conservará en España, tras los cierres de Parets del Vallés y Cardedeu (Barcelona).
Estas medidas, que supondrán una reducción de la producción y de los clientes en España para ganar en rentabilidad, situarán a Dogi en una situación de "menor vulnerabilidad" ante la competencia asiática y la posible deslocalización de los destinatarios de su fabricación a países emergentes.
El nuevo hombre fuerte de Dogi, que ha descartado compras después de la adquisición de la estadounidense EFA, ha creado ocho direcciones globales, como compras, ventas, operaciones, comunicación y creación, y otras tres territoriales (España y China, Alemania y Filipinas, y Estados Unidos y Sri Lanza) para racionalizar la estructura de la compañía.
Para estos cometidos ha confiado en el propio personal de Dogi, incluidos los dos hijos del presidente, Sergi y Eduard Domenech, además de impulsar la retribución variable entre los directivos en función de los resultados y de la evolución del valor de la acción en bolsa.
En paralelo, ha defendido la necesidad de aumentar la flexibilidad laboral en la futura planta de El Masnou, que el grupo textil explotará en régimen de alquiler, con una opción de compra aplicable dentro de diez años.
Schroder ha atribuido los números rojos de los últimos ejercicios -de 15,64 millones de euros en 2006- a la "mala gestión", debido al carácter global de la compañía y a las "ataduras sentimentales" de la familia Domenech con algunos clientes y con la actual planta de El Masnou, que han provocado "un drenaje de dinero espectacular".
Según las proyecciones de Dogi, el presente ejercicio finalizará con unas ventas de 181 millones de euros y unas pérdidas próximas a 17 millones de euros, mientras que en 2008 se espera un beneficio neto de 800.000 euros y una cifra de negocio de 189 millones, que aumentará hasta 208 millones en 2009.
No ha descartado a medio plazo "algún pequeño ajuste" en la planta de Alemania -que emplea a 236 trabajadores- en beneficio del centro de Filipinas, así como ampliar el negocio de Dogi en otros segmentos, como baño y ropa deportiva, siempre de la mano de grandes empresas de confección.
Dogi dispone de siete fábricas en España, Estados Unidos, Alemania, Tailandia, China y Filipinas, emplea a 2.025 personas y tiene previsto poner en marcha, junto a un socio local, una planta en Sri Lanka en enero de 2008.
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