El número de suicidios en el Ejército de Estados Unidos alcanzó el año pasado su nivel más alto desde la guerra del Golfo Pérsico (1991) y casi un tercio de ellos tuvieron lugar en Afganistán e Iraq, según los datos revelados este jueves por el Ejército. Varios estudios elaborados por el Pentágono y otras entidades muestran también un incremento en los problemas de salud mental de los soldados que regresan de las guerras. El Departamento de Defensa ha reconocido incluso que no se han provisto los tratamientos mentales adecuados para las tropas.
El pasado año se confirmaron 99 suicidios entre los militares estadounidenses, frente a los 87 registrados en 2005. El Ejército también incluyó dos muertes más sucedidas en 2006 como supuestos suicidios que aún no han sido confirmados por el examinador médico de los militares. Según el Ejército, el fracaso en las relaciones, asuntos legales y financieros y "temas profesionales/operacionales" condujeron a los suicidios.
Visto en el contexto del total de soldados estadounidenses, el Ejército registró 17,3 suicidios por cada 100.000 soldados en 2006, una cifra superior a la tasa de 12,8 suicidios por cada 100.000 soldados en 2005. El año pasado, 30 de los 99 suicidios confirmados se produjeron en zonas de guerra, según los datos.
En lo que va de año, 44 soldados se han quitado la vida, 17 de ellos en Iraq o Afganistán. El número de suicidios en 2006 fue el más alto desde 1991, año en el que tuvo lugar la guerra del Golfo, cuando se registraron 102 casos.
Desde que en 2001 comenzó la denominada Guerra contra el terror, más de 1,5 millones de soldados estadounidenses han sido enviados a Iraq y Afganistán. Según el informe, "ha habido una relación significativa entre los intentos de suicidio y el número de días de misiones" en Iraq, Afganistán o países de la región donde las tropas luchan en algún conflicto.
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