El nuevo consejero delegado de British Petroleum (BP), Tony Hayward, exigirá cambios profundos en la estrategia, la cultura y el funcionamiento de la compañía dentro de los planes de renovación que prepara actualmente, informó ayer el diario 'Financial Times'.
En su primera entrevista como primer ejecutivo de la mayor compañía británica, Hayward asegura que sus planes representan un 'cambio fundamental' en la forma de trabajar de BP.
La reestructuración incluye ahorro de costes y la simplificación de la compañía con una reducción en el número de jerarquías (probablemente de once a siete) que van del obrero al consejero delegado.
Según el diario, es muy probable que BP recorte miles de puestos de trabajo con labores de apoyo.
Hayward, que sustituyó en el puesto a John Browne en mayo después de que éste dimitiera tras verse acusado de mentir bajo juramento para ocultar ciertos detalles sobre una pasada relación homosexual, admite que la moral en BP es baja y que la petrolera no ha reconocido ni premiado la excelencia entre sus empleados.
'De igual modo, si los empleados no demuestran lo que valen, no ascenderán, no se les recompensará y a lo mejor ocurre algo peor', advierte el directivo.
Hayward reconoce su parte culpa en el pasado reciente de la empresa, cuando era director de exploración y producción. 'He tenido que comerme un poco del pastel y he tenido que reconocer mis errores', dice, a lo que añade que el problema sería no haber aprendido de los últimos años vividos en BP.
El nuevo jefe de BP está bajo presión para mejorar la mala fama de BP en Estados Unidos, agravada por el accidente de Texas City en el 2005 que mató a quince personas y por un derrame de crudo en Alaska el año pasado.
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