El andamio y la avanzada edad no hacen buenas migas. La prueba es que 50.000 trabajadores de entre 60 y 65 años han sido expulsados del sector y se ven obligados en la mayoría de los casos a vivir con el subsidio de desempleo hasta la edad legal de jubilación o pasar al retiro con menos pensión. Estas cifras figuran en un informe que ultiman UGT y CCOO para reclamar al Gobierno que reconozca a parte de los albañiles el derecho a la jubilación a los 60 años con el 100% de la prestación.
Los datos de la encuesta de población activa (EPA) revelan que se produce un desplome en la cifra de ocupados al pasar la frontera de los 60 años. En el 2006 había 105.800 trabajadores en activo entre 55 y 59 años, mientras que solo 54.300 en la franja de 60 a 65 años. Los 50.000 trabajadores desaparecidos de la estadística se reparten entre el desempleo y la incapacidad laboral.
Los sindicatos quieren proponer al secretario de Estado para la Seguridad Social, Octavio Granado, la posibilidad de jubilar a los 60 años a los trabajadores de la construcción, pero limitando la medida a los niveles salariales más bajos (de peón a oficial de primera; grupos seis al once del convenio del sector) y a los que cumplan ciertos requisitos como una carrera de cotización mínima en la construcción de 15 años. Esta condición evitaría la picaresca de trabajadores que se subirían al andamio en el último momento.
FLEXIBILIDAD
En el caso de que algún trabajador no cumpla todas las condiciones, los sindicatos propondrán a Granado aplicar coeficientes reductores a la prestación o retrasar la edad jubilación.
Pero la gran baza de CCOO y UGT para convencer a la Seguridad Social es presentar datos que demuestren que esta medida, lejos de aumentar el gasto social, provoca un ahorro. En primer lugar, no todos los trabajadores cumplirán los requisitos que se impongan, por lo que la cifra anual de jubilados a los 60 años se reduciría a unos 10.000, según los cálculos de los sindicatos. Por otro lado, en este momento, los trabajadores que superan esta edad producen gastos sanitarios, bajas de enfermedad, costes de seguro de paro y, lo más grave, son los más propensos a sufrir accidentes laborales.
Aunque es duro reconocerlo, también los cálculos actuariales señalan que los trabajadores de la construcción mueren antes que los de otros sectores por el efecto de haber sufrido durante muchos años la penosidad de sus tareas, con lo que en la práctica suelen cobrar menos años de pensión.
DOCUMENTO CONJUNTO
Los sindicatos intentarán consensuar en las próximas semanas un documento conjunto con estas ideas y solicitarán a Granado la constitución de una mesa de trabajo. Pero la proximidad de las elecciones generales de marzo dificultarán el cierre de un acuerdo en esta legislatura. El secretario general de Metal, Construcción y Afines (MCA) de la UGT, Manuel Fernández, Lito, se muestra optimista sobre la posibilidad de abrir la negociación, y rechaza la idea de presionar a Trabajo con movilizaciones, como propone Fernando Serrano, su homólogo de CCOO.
En una primera respuesta, el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, advirtió de que la propuesta sindical va en dirección contraria al objetivo de incentivar la prolongación de la vida laboral, aunque matizó que la ley permite anticipar la jubilación en caso de sufrir algún problema físico. Hasta ahora, el Gobierno ha reconocido ese derecho a los mineros, los ferroviarios, el personal de vuelo, los artistas, los toreros y, a partir del 2008, los bomberos.
Antoni Fuentes
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