El ministro de Finanzas de Alemania, Michael Glos, reconoció ayer que el Gobierno federal del país tiene "pocas posibilidades" para evitar el "sorprendente" cierre de la planta de Nokia en la la ciudad alemana de Bochum, en la que trabajan 2.300 personas.
Concretamente, el ministro, de visita en España con motivo de una reunión con empresarios en la Cámara de Comercio Alemana para España, explicó que las subvenciones que recibió la empresa finlandesa ya han vencido, con lo cual no se puede recurrir su cierre a nivel comunitario.
El Gobierno alemán ha instado a la compañía a evitar el cierre de la planta, y Glos confirmó que enviará a uno de sus secretarios a negociar con la compañía a unas conversaciones que tendrán lugar en Westfalia.
Las razones que esgrime Nokia para el cierre de la planta son la deslocalización de la producción a regiones europeas con menores costes, aunque Glos se mostró muy crítico con la la compañía finlandesa, ya que no se puede tomar una decisión de este calado "sin que exista un esfuerzo para intentar solucionar los problemas a través de recortes de costes", afirmó.
Preguntado sobre las protestas sindicales registradas en el país, que piden boicotear al fabricante de móviles finlandés, Glos reconoció que los trabajadores de la planta están "muy afectados" tras el "shock" que les ha supuesto la noticia.
A este respecto, señaló que marcas tan relevantes como Nokia, deberían tener en cuenta las consecuencias de este tipo de decisiones porque "sientan muy mal".
En este sentido, destacó los esfuerzos realizados por Alemania en la lucha contra la deslocalización, y su apoyo a la directiva europea aprobada con el fin de impedir traslados de la producción a otros países europeos a empresas que reciben subvenciones estatales. "Hemos conseguido que la deslocalización no reciba ningún tipo de fomento por parte de la UE", subrayó.
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