Las clínicas abortistas del ginecólogo Carlos Morín en Barcelona no prevén reabrir sus puertas próximamente y probablemente no lo harán nunca más debido a las dificultades económicas que atraviesan, a pesar de que su propietario quedó en libertad provisional sin fianza el jueves tras casi dos meses en prisión por, supuestamente, cometer abortos ilegales.
Según explicó ayer en rueda de prensa el abogado del médico, Francesc Campà, la veintena de empleados en las clínicas Ginemedex, TCB y Barnamedic han solicitado a la Generalitat un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) por "insolvencia patrimonial", ya que las clínicas no tienen fondos, los trabajadores no han cobrado las últimas nóminas y si abandonan el trabajo no cobrarían el desempleo.
Durante sus registros en las clínicas a finales de noviembre, la Guardia Civil se llevó unos 100.000 euros en metálico con los que, según Campà, estaba previsto pagar los sueldos de noviembre y el IRPF y el IVA a finales de año. El letrado volvió a pedir el reintegro de este dinero, ya que los centros no tienen "fondos propios" y "vivían al día". Ahora no sabe "quien les va ayudar".
Al contrario de lo que se puede suponer, Morín "no es un magnate" ni conduce coches de lujo, ya que sólo tiene en sus cuentas bancarias "unos 1.000 ó 3.000 euros". Sin embargo, según el mismo Campà, Morín vendió hace poco un coche -del que todavía debía 34.000 euros-, por unos 40.000 euros, por lo que todavía le quedan unos 6.000. Además, Morín y su esposa están vendiendo objetos de valor personales.
El abogado también apuntó la posibilidad de que Morín, de 64 años, se jubile y venda el mobiliario y el instrumental médico de las clínicas, ya que los locales, en la parte alta de Barcelona, no son de su propiedad. "No le queda más remedio que cesar la actividad", admitió, ya que el auto de libertad provisional le impide ejercer la profesión médica mientras dure la instrucción del caso y acercarse a sus clínicas.
Igualmente, explicó que Morín está en 'shock' tras estar casi dos meses en la cárcel, ya que "no esperaba la libertad" porque "todo el mundo" le decía que estaría "uno o dos años en prisión". "Vende una imagen de ser muy fuerte, pero la verdad no es esa", admitió. para Campà, ahora tiene que "readaptarse a su medio", lo que podría tardar una o dos semanas.
De hecho, explicó que la tarde del jueves, cuando Morín y su esposa, María Luisa D.S., quedaron en libertad, el reencuentro fue "muy emotivo" y lo celebraron en el despacho de Campà con "champán Moët&Chandon".
Relató que desde el jueves, en su despacho, se han recibido llamadas de "gente inesperada" para darles la "enhorabuena" y opinando que "ya era hora" de que Morín estuviera en libertad. "La gente de la calle está a favor de Morín", dijo.
NUNCA TUVO QUE HABER INGRESADO EN PRISIÓN
Campà se mostró muy satisfecho con el auto de la Audiencia de Barcelona, ya que "recoge íntegramente" y "textualmente" lo que él solicitó y argumentó. Además, por los razonamientos que utiliza el magistrado, les hace pensar que "nunca se tuvo que haber adoptado la medida de prisión".
En este sentido, para él, la decisión de la titular del Juzgado de Instrucción número 33 de Barcelona, Elisabet Castelló, podría "rozar un cierto grado de inconstitucionalidad", por lo que instó a la juez a hacer una "clara reflexión" sobre su orden de prisión. La Audiencia "ha puesto a cada uno en su sitio", aseguró.
Igualmente, "cabe la posibilidad" de presentar una queja ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por las decisiones de Castelló.
Respecto a posibles medidas legales que puede tomar a partir de ahora, aseguró que no pedirán una indemnización por las semanas pasadas en prisión.
Sin embargo, dijo que "cabe la nulidad total" del proceso, ya que, según explicó, el secreto del sumario fue dictado el 25 de septiembre de 2007, cuando las diligencias previas se habían abierto casi un año antes sin que ni Morín ni sus abogados supieran nada. "Es paradójico", aseguró.
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