Los sindicatos de Northern Rock temen que la nacionalización del banco lleve aparejada despidos masivos en la entidad, que tiene una plantilla compuesta por 6.000 trabajadores, según informa hoy el diario "The Times".
De hecho, el nuevo presidente de la entidad, Ron Sander, designado por el Gobierno para tomar el control del banco, se ha reunido hoy con la plantilla y la directiva de la entidad.
Según lo previsto, y para evitar competencia injusta con el resto de la banca británica, Sander no podrá buscar nuevos negocios para el banco, que tendrá que conformarse con sus clientes existentes, lo que conducirá irremediablemente a la pérdida de tamaño de la entidad.
Las propuestas de compra presentadas sobre el banco ya preveían un recorte del negocio, y la alternativa de compra presentada por el equipo directivo del banco planteaba una reducción del 30 al 40% de su plantilla, aproximadamente 2.400 empleos. La oferta de Virgin también contemplaba despidos, aunque inicialmente se habían comprometido a no reducir personal.
Sin embargo, la opción de la nacionalización plantea recortes mucho más severos que cualquiera de las propuestas de compra presentadas, según explica el diario.
El banco fue nacionalizado de manera temporal tras considerar el Gobierno como no adecuadas las dos ofertas existentes sobre el banco, una liderada por el magnate Richard Branson y su grupo Virgin y la otra por un grupo de directivos interesados en rescatar el grupo.
Los accionistas del banco no han tardado en mostrarse muy críticos con la decisión del Gobierno y demandarán al mismo si no reciben una compensación económica que ellos consideren adecuada.
El primer ministro británico, Gordon Brown, compareció hoy para defender la actuación del Gobierno frente a las críticas de la oposición y aseguró que la decisión de nacionalizar el Northern Rock forma parte de la estrategia del Gobierno de tomar las decisiones adecuadas en el momento oportuno.
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