La expresión renovarse o morir está cobrando cada vez más fuerza en el mundo del periodismo. La ola digital se ha convertido en un tsunami para los periódicos norteamericano en los últimos meses, que han visto como sus plantillas están sufriendo despidos masivos de costa a costa. Son varios los factores que están influyendo en el fin de las redacciones tradicionales. Pero hay, fundamentalmente, dos: la presión por la disminución de beneficios y la ralentización de la economía de Estados Unidos, como consecuencia de la crisis que ha provocado el pinchazo de las hipotecas de alto riesgo.
El fin del periodismo tal y como se conoce está cada día un poco más cerca. Todas las publicaciones diarias al otro lado del charco asisten impotentes a la defenestración de editores y reporteros -750 en poco menos de un mes- como consecuencia de la encarnizada competencia que les ha surgido a raíz de la consolidación del mundo online.
Las ventas, los beneficios y la difusión de la prensa papel ha caído bruscamente y las empresas editoras aseguran que la única forma de permanecer a flote es ‘amputando’ parte de su negocio mientras tratan de adaptarse a los nuevos medios. “Me temo que lo peor que puede ocurrir es que el negocio se precipite de la misma manera que ha ocurrido en la industria musical” ha asegurado en MarketWatch Dean Takahashi, hasta hace un mes redactor de Mercury News, que dejó su trabajo para hacerse blogger antes de que comenzara la avalancha de despidos. “Y me temo que es posible”, ha sentenciado.
Ni grandes ni pequeños, todos a la hoguera
Si la prensa ha manifestado en 2007 los síntomas que venía incubando desde el comienzo del siglo XXI, 2008 no se presenta más esperanzador. La epidemia que asola el periodismo en papel tiene difícil vacuna.
Los ingresos por publicidad han disminuido en EEUU un 7% el año pasado y el gran batacazo ha venido dado por los anuncios clasificados, sobre todo los referidos al sector inmobiliario, servicios y automoción. Con la llegada de internet las posibilidades se han multiplicado y las alternativas son mucho mayores de las que caben en una ‘sábana’. A esto hay que sumar el descenso de la difusión –un 2,5% para las ediciones diarias y un 3,5% para las ediciones de fin de semana- y la caída del número de suscripciones.
Toda acción tiene una reacción y en este caso ha sido el recorte masivo de plantillas. Según un estudio llevado a cabo por el Project for Excellence in Journalism, la industria periodística ha recortado en un 7% el personal de redacción, aunque si se buscan casos individuales esta reducción puede llegar al 40% de los periodistas de una compañía.
Por otro lado, la tendencia muestra que los despidos se producen entre los veteranos del sector, bien sea por motivos económicos o porque la dirección considera que este tipo de periodistas cortados a la vieja usanza son incapaces de adaptarse a la nueva realidad digital.
Esta tendencia está afectando tanto a los pequeños como a los grandes. Ni siquiera The New York Times se ha librado de la quema. El ‘Gray Lady’, como se le conoce al otro lado del Atlántico, recortó 100 puestos de trabajo sólo en el mes pasado.
Las acciones de las compañías de medios caen en bolsa
Por otro lado, no hay que perder de vista la crisis financiera que atraviesan los mercados en Estados Unidos y que está actuando como un factor más en el descalabro de la prensa papel. Desde que comenzara el hundimiento del mercado inmobiliario los problemas en el sector se han agudizado, especialmente en California y Florida.
Una situación que no está beneficiando a las cotizaciones de las compañías en bolsa. En este sentido, John Morton, analista del sector, ha explicado en MarketWatch que los periódicos en general no han mostrado ganancias en bolsa desde 2003, lo que está probando un creciente nerviosismo en Wall Street.
Así, las acciones de The New York Times Co., por ejemplo, han perdido más de un cuarto de su valor desde junio. Lo mismo le ha ocurrido a Gannett Co., la empresa editora de USA Today, que en 2007 perdió más de la mitad de su valor en bolsa. Por no hablar de McClatchy Newpapers, que ha visto como sus títulos se han desplomado un 75% desde hace un año y que en estos momentos se venden a 9 dólares.
María Igartua
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