Han pasado 206 días desde la declaración del estado de alarma para contener los efectos de la pandemia provocada por el Covid 19.
Al margen de otro tipo de consideraciones, si a principio de este inolvidable 2020, cuando nos estábamos felicitando por la entrada del nuevo año, hubiésemos hecho un paréntesis para reflexionar sobre las posibles iniciativas con las que impulsar nuestra carrera profesional, a casi nadie se le hubiese ocurrido incluir esta terrible y distorsionadora circunstancia en su plan de acción.
Plan para seguir creyendo y creciendo en nuestra carrera profesional, qué por otro lado, debería ser entendido como un proceso de desarrollo continuo, donde la gestión activa debiera ser una constante, y no tanto como un proceso paliativo, de “sanación”, enfocado a resolver una situación puntual y en muchas ocasiones traumática, como es la derivada de la pérdida de un puesto de trabajo.
Pérdida de nuestro puesto de trabajo, que nos “pilla” bien con el paso cambiado, o por el contrario que viene a confirmar nuestros peores presagios, y qué en el mejor de los casos la que ha sido hasta ahora nuestra compañía, por aquello de hacer las cosas bien y humanizar el proceso de desvinculación, decide apoyarnos con un servicio de transición que nos acompañe en esta etapa.
Es en esta nueva etapa, derivada de una situación esperada o inesperada, meditada o acelerada, cuando los profesionales que trabajamos en el ámbito de la gestión de carrera, nos encontramos con una persona que busca respuestas claras y precisas sobre el tiempo estimado que le llevará encontrar una nueva posición, sobre sus posibilidades reales en el mercado, su nivel de empleabilidad y en general sobre los resultados que puede esperar con nuestra ayuda.
Cuestión esta la de los resultados, de extrema importancia ya que de ella depende en gran medida la estabilidad personal y financiera del profesional, y que no podemos olvidar viene condicionada por la realidad de los nuevos tiempos, de continuo cambio, con ciclos de percepción o valoración cada vez más cortos, en los que el profesional debe esforzarse por verificar de una manera continua que su propuesta de valor sigue siendo válida y se ajusta a las expectativas y necesidades del mercado.
Por tanto, si algo estamos aprendiendo en este año es que la incertidumbre sobre el mañana es la única nueva normalidad. En nuestro esfuerzo por adaptar los programas de Outplacement y transición de carreras a la nueva realidad del mercado en el siglo XXI, nos hemos dado cuenta de que no podemos seguir trabajando con programas definidos por marcos temporales.
Programas de 12, 9 o 6 meses nos parecen planteamientos que ya no encajan en la nueva realidad, donde el cambio es lo único constante. Por ello en Persona Metaplacement hemos roto con el marco temporal de los programas, y nos hemos centrado en la orientación a resultados. Los programas ya no dependen del tiempo contratado, sino de un análisis muy pormenorizado de la empleabilidad del profesional, lo que nos permite adecuar el número de sesiones y la tipología de éstas a la necesidad real de la persona. Además, y gracias a la implantación de metodologías agiles en el desarrollo de los programas, el proceso está en permanente revisión adaptándose en cada momento para maximizar las posibilidades de éxito.
De esta forma los programas dejan de estructurarse en base a los meses que dura el acompañamiento, para comenzar a desarrollarse en base a objetivos cumplidos, manteniendo siempre al profesional en el centro del proceso, acompañado por un equipo de expertos, en diferentes áreas, que lo guían y asesoran en cada fase.
En este sentido, y tras el importante esfuerzo de revisión e innovación que hemos aplicado a nuestros programas, proponemos una serie de ideas y consideraciones prácticas, que creemos serán de utilidad para cualquier profesional.
- Concibe tu proceso de transición profesional como un proyecto de descubrimiento que se estructurará en varias fases de aprendizaje, y en el que es imprescindible que incorpores metodología de gestión de proyectos agile, que te ayudarán a agilizar y organizar al máximo tus procesos de diseño y toma de decisión.
- Incorpora desde un inicio un análisis de tu situación de partida, que te permita conocer la realidad de tu nivel de empleabilidad, así como de tu estado emocional. Esto hará que pongas el foco desde un primer momento en aquellas cosas que verdaderamente te importan y necesitas, evitando pérdidas de tiempo y en consecuencia acelerando tu proceso de transición.
- Construye comunidades de experiencia y desarrollo a tu alrededor. No te quedes con una única visión por muy experta que ésta sea, y si recaba la visión de expertos por materias y sectores, que te permitan contrastar tu adecuación al mercado, así como tus niveles competenciales de comunicación e imagen profesional.
- Centra tus esfuerzos en seguir ampliando y fortaleciendo tu red de contactos. Las actuales circunstancias posiblemente limiten tu asistencia a eventos, comidas y actos, pero el mundo virtual también puede contribuir a incrementar tu huella y reputación profesional.
- Hazte con herramientas que te permitan disponer de información actualizada, focalizada sobre las tendencias empresariales y de mercado.
- Y finalmente, aunque no menos importante, no te obsesiones excesivamente por fijarte plazos temporales, que en muchas ocasiones vienen predeterminados por tu anterior experiencia o posición, y sí comprométete con la calidad de tus acciones diarias, que son las que en definitiva te llevarán a alcanzarel resultado esperado.
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