Peugeot-Citroën ha presentado a los sindicatos un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que afectará a 1.311 trabajadores, el 65% del total del personal, en su planta de Villaverde (Madrid) a fin de ajustarse a las necesidades de producción. Este será el tercer ERE en otros tantos años.
Según informa El Confidencial, la medida se traducirá en paros inminentes de 49 días de duración como máximo divididos en dos tramos: el primero, del 1 de octubre al 31 de diciembre -17,5 días naturales de trabajo-, y el segundo irá del 1 de enero de 2017 hasta 2018, con la suspensión de 35 jornadas.
Por otra parte, la empresa gala ha asegurado que complementará el paro que reciban los trabajadores durante los primeros 25 días hasta que alcancen el 75% de su nómina habitual. No obstante, a aquellos que no tengan derecho a recibir la prestación total o parcial de desempleo, la firma solo les asegura el ingreso de parte de la diferencia.
Los empleados, por su parte, han solicitado que se alcance el 90% del sueldo en el periodo de paros y que los trabajadores sin derecho de prestación también cobren. Al mismo tiempo han exigido un nuevo plan industrial que vaya más allá de la producción del Citroën C4 Cactus, algo que la empresa pretende satisfacer iniciando la fabricación en Madrid del nuevo C4, programada para el próximo año si se cumple con lo anunciado en junio.
Por el momento, los empleados de la fábrica de Villaverde se mantienen en vilo después del ERTE que se realizó en 2014 y que afectó a 1.600 personas, de las que 360 fueron despedidas; y en 2015, cuando se solicitó la suspensión de trabajo durante 30 días repartidos en 15 meses, hasta finales de 2016. Ahora, el procedimiento que comenzó a gestarse el pasado mes de septiembre está muy cerca de materializarse y de sumarse al presentado en febrero en la planta de Vigo.
Otro factor que amenaza la estabilidad de la fábrica madrileña es la inversión de 500 millones de euros realizada por el grupo PSA en África. Una maniobra que evidencia el objetivo de la entidad: ahorrar por medio de la descentralización de la producción.
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