El gigante japonés Toshiba, afectado por un escándalo contable, quiere eliminar hasta 7.000 empleos sobre todo en su división de electrónica de consumo y deshacerse también de sus participaciones en dos subsidiarias para sanear sus cuentas. Unas ventas que se añaden a la división de sensores que ya ha vendido a Sony.
La rama de electrónica más afectada por este recorte sería la de «estilo de vida», la división de peso que genera más pérdidas en la actualidad a Toshiba, según adelantó hoy el diario Nikkei citando fuentes cercanas al asunto.
Esta rama emplea a más de 24.000 personas en Japón y otros países, pero de momento se desconoce cómo se distribuirían exactamente los recortes aunque se sabe que parte de los despidos se centrarían en una planta que fabrica televisores y ordenadores en Tokio cuya actividad la empresa quiere reducir desde hace tiempo.
Las ventas de este sector de negocio cayeron un 10% el pasado ejercicio y además su pérdida operativa fue 109.700 millones de yenes (823 millones de euros/905 millones de dólares).
Según el diario, la empresa también está pensando en deshacerse de su cartera en Toshiba Tec, dedicada a soluciones para negocios minoristas, y también de parte de su unidad de equipamiento de diagnóstico por imagen para hospitales, Toshiba Medical Systems.
Tras conocerse los planes de la empresa, los títulos de Toshiba y de Toshiba Tec, que también cotiza en la Bolsa de Tokio, se revalorizaron un 0,92 y un 8,59% espectivamente en el primer tramo de la sesión.
La empresa con sede en Tokio pretende obtener con la venta de activos una liquidez que le permita llevar a cabo un plan de reestructuración que afecta a sus deficitarias ramas de televisores o dispositivos electrónicos tras el escándalo.
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