Catorce años repartiendo sonrisa e ilusión interpretando el papel del payaso Ronald McDonald por España y, de repente, a la calle. Con una mano delante y otra detrás. Sin indemnización. Eso sí, conserva la peluca rojiza que tanto asombró a pequeños y mayores en las fiestas en restaurantes, eventos deportivos, residencias de ancianos, colegios o centros de niños enfermos de cáncer. Al actor J. G. B. le comunicaron el pasado diciembre que no le renovaban el contrato.
Un despido verbal y pocas horas después de su última actuación. Tiene interpuesta una demanda por despido improcedente contra la Asociación de Licenciatarios del Sistema McDonald’s en España, que reúne a los franquiciados de la multinacional de la hamburguesa y comida rápida.
J. G. B. (tiene prohibido identificar su nombre con el payaso Ronald) dejó hace años su trabajo como funcionario de Correos para dedicarse a su pasión: ser actor. Trabajó en teatros, en la televisión (en el concurso Un, dos, tres de Chicho Ibáñez Serrador) y en cruceros.
FALSO AUTÓNOMO
Cuando la situación flojeó se topó con un anuncio de que se buscaba actor con experiencia en magia para interpretar al payaso Ronald. Pasó las pruebas y el 1 de octubre del 2000 firmó su primer contrato, que cada año se le renovaba. Hasta que en el 2014 lo despidieron. «La excusa que me dieron es que habían reducido el presupuesto», explica. Llegaron a ser 11 payasos. Ahora solo quedan tres o cuatro, dice.
Para su abogado, Ibán Fernández, durante 14 años se ha mantenido a J. G. B. en situación de dependencia de la organización empresarial, pero en régimen de autónomo, «por lo que nos encontramos ante una situación de relación encubierta, al ser un falso autónomo». ¿Por qué? Porque tenía todo pautado. No podía salirse del guión y las normas de comportamiento eran estrictas. Nada de improvisación. Además, al tener que viajar de un lado para otro, no podía dedicarse a otra cosa y solo facturaba a la asociación. Incluso tuvo que participar en convenciones de payasos Ronald McDonald en Estados Unidos y en Portugal. «Allí nos enseñaban técnicas y a maquillarnos mejor», recuerda.
«Recorría toda España. Un día en un sitio, al día siguiente en otro. De 110 a 120 actuaciones al año», sostiene J. G. B., que se ha reincorporado como funcionario y trabaja (casualidades) en una oficina de empleo. Cuando puede, hace de actor. «A Ronald le tengo cariño. Pero así no se trata a la gente. No son maneras después de 14 años con ellos. No soy un saco al que se le puede dar una patada», dice el expayaso, que reclama 70.000 euros. McDonald’s no ha contestado a este diario.
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