Las empresas familiares suelen resistir mejor las crisis, tanto en lo referente al impacto, como a la destrucción de puestos de trabajo. Sin embargo, tienen un talón de Aquiles: los problemas emocionales que se generan al mezclar empresa y familia, algo que se acentúa durante las fiestas navideñas.
Los estudios indican que más de la mitad de la mortalidad en el traspaso de la empresa a la segunda generación de la familia precisamente es a consecuencia de problemas familiares, y no a problemas económicos, como se podría pensar.
En este contexto, la consultora Family Business Solutions, especializada en empresas familiares, alerta de que las discusiones sobre el negocio familiar durante las comidas y cenas navideñas pueden hacer que las relaciones familiares y el ambiente de trabajo en la empresa familiar se resientan tras las fiestas.
El hecho de mezclar los negocios con las emociones familiares es un factor añadido que aumenta el riesgo de que se desencadenen conflictos y peleas familiares durante las fiestas, porque se trata de personas que en su día a día ya comparten mucho tiempo de trabajo juntas y soportando la presión que supone sacar adelante un negocio. Por ello, cada vez que se produce un contacto familiar más intenso y superior al habitual, tal y como ocurre con las múltiples festividades en Navidad o también durante las vacaciones de verano, las posibilidades de que estalle un conflicto aumentan exponencialmente.
El detonante de las discusiones suele girar en torno al compromiso, la dedicación, la falta de información a los familiares accionistas que no trabajan en el negocio familiar, a los coches de empresa o al reparto de dividendos, entre otros temas. Además, la presencia de la familia política y de la familia extensa, que no trabaja en la empresa, suele acrecentar las discusiones.
“Hablar de estos asuntos siempre resulta complicado, pero hacerlo delante o con las parejas, cuñados, suegros y otra familia extensa, que en la mayoría de los casos tiene un conocimiento relativo del negocio porque no trabajan en el mismo, suele ser ‘un polvorín’ que hace aflorar las emociones que, ‘mojadas en alcohol’, suelen ser malas compañeras en las celebraciones familiares”, señala Ricard Agustín, fundador de Family Business Solutions.
Por estas razones, para prevenir en la medida de lo posible los conflictos asociados a las emociones familiares, “durante estas fechas es preferible hacer el esfuerzo de evitar hablar de negocios durante las comidas y cenas navideñas, porque puede ser una fuente importante de conflictos, igual que se suele evitar hablar de ciertos temas polémicos, como la política, el fútbol o la religión”, recomienda Agustín.
Asimismo, recomienda ser más tolerantes y dialogantes con la familia, además de medir bien las palabras que decimos y no dejar que cualquier comentario nos ofenda. Por último, es importante vigilar las distribuciones de las mesas en las cenas y comidas navideñas, para evitar que personas con opiniones contrapuestas, con relaciones dañadas o que tienden a discutirse, se sienten juntas.