Las consecuencias de la crisis abierta por la pandemia del coronavirus se prolongarán durante un tiempo incierto, afectando a todas las empresas a nivel global. Más allá de las repercusiones de esta enfermedad en el ámbito de la salud, la economía de los países y la actividad económica no están a salvo y deben poner en marcha las medidas necesarias para asegurar la continuidad de su modelo de negocio.
Incluso aquellas pymes y autónomos que no tienen una relación directa con los principales sectores afectados se verán obligadas a plantear pautas para no cesar su actividad y, al mismo tiempo, evitar el contagio entre trabajadores, socios o clientes.
Medidas, prestaciones y financiación: la combinación necesaria
En un país donde el 99% del tejido empresarial lo conforman pequeñas y medianas empresas, con la consiguiente creación de empleo, la prioridad debe ser salvaguardar los puestos de trabajo y evitar la quiebra. Los trabajadores, por su parte, necesitan seguir manteniendo el nivel de ingresos para, a su vez, mantener el nivel de gasto que permita que muchas empresas sobrevivan.
El contexto requiere de mecanismos útiles y rápidos para garantizar la liquidez de las empresas, vías de financiación flexible como las que se pueden encontrar en LoanScouter España complementadas por políticas fiscales beneficiosas y un paquete de medidas en el ámbito laboral, reconociendo el estado de emergencia y agilizando trámites y cobros de prestaciones complementarias durante este periodo cuyo final todavía no se augura en el horizonte.
El fomento del teletrabajo y el plan de contingencias
Otra de las medidas estrella, el teletrabajo, debe ir acompañado, según pymes y asociaciones de empresas, de la amortización fiscal libre de aparatos informáticos, dispositivos y servicios de telecomunicaciones, que facilite la adopción rápida de este tipo de trabajo remoto en las próximas semanas. En la misma línea va la reclamación de una reorientación de las líneas ICO para el apoyo a las pymes y a los autónomos afectadas por el COVID-19 o el confinamiento en las ciudades.
La especialmente difícil situación de los autónomos requiere una suspensión de las cotizaciones sociales, el abono de las bajas en caso de contraer la enfermedad, y una correcta articulación de la caída de ingresos por falta de actividad.
La dificultad de acceder a financiación podría agravarse en los próximos meses cuando se resienta la cadena de pagos de las empresas y muchas de éstas no puedan acceder a líneas de crédito. Se calcula que dos tercios de las empresas podrían no calificar para créditos en los próximos meses, si la crisis del COVID-19 se alarga más allá de las previsiones que, por otro lado, se mantienen cambiantes a medida que países y regiones se ven afectados por la enfermedad.
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