La continuidad de la empresa en la tercera generación, la creación de protocolos familiares que aseguren la buena gobernanza, la comunicación interna y la innovación e internacionalización son algunos de los principales retos de las compañías con origen familiar.
En la actualidad, cobrar peso en el exterior es una de las mayores necesidades que presentan las empresas familiares: apenas un 22% de las compañías factura internacionalmente más del 50% del negocio, mientras que la cifra de ellas que destina menos de un 10% a facturar fuera del mercado español asciende a un significativo 48%.
Estas y otras conclusiones de interés para la continuidad y el crecimiento sostenible de las compañías de origen familiar se desprenden del ‘Estudio conjunto sobre la Gobernanza en la Empresa Familiar’ llevado a cabo por The Family Advisory Board (TFAB) y ATREVIA, cuya presentación ha tenido lugar esta mañana en la sede de ONTIER en Madrid a cargo de Manuel Bermejo, socio fundador y presidente de TFAB y Asun Soriano, CEO y presidenta de ATREVIA España.
El estudio, en el que han participado 500 empresas familiares españolas medianas y grandes, ofrece una radiografía de la situación de estas organizaciones desde un punto de vista corporativo y en el ámbito de la comunicación, reflejando sus fortalezas, debilidades, desafíos e inquietudes presentes.
Entre los aspectos que precisan mejoría, cabe destacar también la falta de planificación documental respecto al rumbo de las empresas y la poca preparación ante una posible crisis. Un 52% de las compañías carece de un plan estratégico documentado mientras que, por otro lado, un escaso 19% asegura contar con un plan de crisis. Asimismo, el estudio revela que aún existe un 52% de empresas que prescinde de un acuerdo de accionistas, protocolo o similar, y un 73% que descarta por el momento los planes deformación para miembros de la familia. Los planes de sostenibilidad son otros grandes olvidados: solo un 33% de las compañías los contempla.
Otro dato concluyente es que la mayor parte de las organizaciones se sitúan aún en segunda generación, circunstancia que presenta el 47% del grupo de referencia.
Optimismo en el futuro
Aun así, el 85% de las empresas encara de manera positiva su futuro y prevé registrar un crecimiento de su actividad durante el próximo año. Para lograrlo, se muestran confiadas en la reputación de la marca y la excelencia de su producto, que coinciden en señalar como sus mayores fortalezas. Además, el 66% de las organizaciones estima que los valores con los que se identifica la sociedad conectan con los de la empresa.
A su favor también juega su elevado índice de institucionalización, considerando que un 74% de la muestra posee algún órgano de gobierno empresarial, Consejo de Administración o similar. Y, por otra parte, el relevo generacional es uno de sus aspectos mejor cubiertos: el 62% de las empresas afirma contar con un plan de sucesiones en la gestión.
La comunicación, en segundo plano
La comunicación se confirma como uno de los grandes ámbitos por trabajar. Únicamente el 5% de las compañías asegura disponer de un plan actualizado que le proporcione seguridad a la hora de conectar con el cliente y otros grupos de interés en caso de crisis. A este déficit siguen una escasa política preparada de ‘public affairs´y la falta de conocimiento institucional.
En caso de visibilidad mediática negativa, solo un 4% de las empresas encuestadas afirma contar con preparación suficiente para dialogar y seguir sus protocolos de portavoces. Y ello, pese a que la mayoría se enorgullece de conocer y manejar correctamente las redes sociales, así como de que sus portavoces tengan una preparación adecuada para afrontar este tipo de situaciones.
En lo que respecta a la comunicación interna, en el ámbito familiar-empresarial se registra una tendencia a enfatizar conceptos como la transmisión de la pasión por el proyecto, los valores de la compañía y la actitud de escucha activa, mientras que la apuesta por otros aspectos estructurales es menos decidida.
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