La metodología OKR en nuestros nuevos programas de outplacement del sXXI, nos aporta mucho más que unas métricas, o un plan de ruta, que marcan cuanto de cerca o de lejos estamos de nuestros objetivos. Nos permite centrarnos en lo que realmente importa y establecer protocolos de colaboración entre el profesional y todo el equipo de consultores implicados en su programa.
Para nosotros es una herramienta esencial que acelera el proceso natural y necesario para generar confianza, ganar credibilidad y estrechar un vínculo emocional desde el primer día con los profesionales que se incorporan a nuestros programas. Hemos comprobado, que esta metodología, sirve de catalizador en la superación del proceso de duelo ante la perdida de trabajo y predispone al profesional a pasar a la acción y tener una actitud más proactiva. Por supuesto siempre respetando los tiempos de recuperación y teniendo muy presentes las diferencias individuales.
Los OKR, nos permite, integrar de una manera real, al profesional como un miembro más del equipo de trabajo, en el que todos persiguen el mismo objetivo: Encontrar un nuevo proyecto profesional acorde con sus expectativas y su plan de carrera.
Con esta metodología, que se caracterizan por su claridad y sencillez, hay dos cuestiones básicas a responder:
- ¿A dónde quiero ir? (Respuestas metafísicas aparte), esta pregunta nos permitirá formular y aterrizar los diferentes objetivos a alcanzar en cada momento del programa. “Los Objetivos” que hay que lograr y que movilizan hacia la acción e inspiran hacia el logro.
- ¿Cómo voy a saber si estoy llegando a mi objetivo?, nos permite establecer los indicadores de medida. “Los Resultados Clave” que son los checkpoint que continuamente están en revisión y que determinan el buen desarrollo del programa.
En el caso de nuestros programas de Outplacement, ha sido relativamente sencillo, implementar esta metodología. Nuestros programas modulares, permiten establecer objetivos para cada una de las áreas del programa; Consultoría, Mercado y Soporte, lo que permite al Project Manager, en coordinación con el profesional, establecer objetivos cuantitativos y cualitativos, así como los KR`s asociados a ellos, que se trabajan en paralelo y que son fácilmente monitorizados.
Los consultores que forman parte del equipo de trabajo conocen no solo sus objetivos, sino como avanzan el resto de las áreas. Cada equipo define las iniciativas que llevará a cabo para conseguir sus metas. El profesional, por su parte, también tiene asignados sus propios resultados con una serie de iniciativas que llevará a cabo siguiendo un plan estructurado de acción.
En las reuniones de seguimiento, se comparte de una manera transparente los resultados de cada área, y se analizan dónde están los puntos de avance y donde se encuentran las principales dificultades.
El profesional al sentirse un integrante clave de su proceso, incrementa su nivel de compromiso y su capacidad de resiliencia, lo que ayuda a superar las diferentes fases del cambio que supone la búsqueda de un nuevo proyecto profesional.
Una persona, un objetivo, un equipo.
Los comentarios están cerrados.