El trabajo que realizan personas de manera forzosa genera de forma ilegal unos 109.400 millones de euros de ganancias anuales para sus perpetradores, de los cuales una tercera parte procede de la explotación sexual y el resto, del trabajo doméstico, la agricultura y otras actividades económicas.
Los datos los recoge el informe ‘Ganancias y pobreza. Aspectos económicos del trabajo forzoso’, hecho público este martes por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que actualiza datos de otros estudios y triplica la cifra estimada anteriormente de ganancias mundiales por las diferentes formas de trabajo forzoso.
De la cantidad global, unos 99.000 millones de dólares (72.200 millones de euros) provienen de la explotación sexual comercial, mientras que 51.000 millones de dólares (37.200 millones de euros) proceden de la explotación forzosa con fines económicos, lo cual abarca el trabajo doméstico, la agricultura y otras actividades económicas.
El reparto de las ganancias generadas por la explotación forzosa con fines económicos es la siguiente (en euros): 24.800 millones en la construcción, la industria, la minería y el sector servicios; 6.550 millones en la agricultura, la silvicultura y la pesca, y 5.850 millones ahorrados por los hogares que no pagan o lo hacen menos de lo debido a trabajadores domésticos, en su gran mayoría mujeres.
La región de Asia y el Pacífico es la que más ganancias anuales proporciona a través del trabajo forzado, con unos 37.800 millones de euros, seguida de las economías desarrolladas y la UE (34.200); Europa central y suroriental y países de la CEI (13.100); África (9.400), América Latina y el Caribe (8.700), y Oriente Medio (6.200).
El informe destaca que más de la mitad de las víctimas del trabajo forzoso son mujeres y niñas, principalmente en la explotación sexual comercial y el trabajo doméstico, mientras que los hombres y los niños son sobre todo víctimas de la explotación económica en la agricultura, la construcción y la minería.
«Este nuevo informe lleva nuestro conocimiento sobre la trata, el trabajo forzoso y la esclavitud moderna a un nivel superior. El trabajo forzoso es nocivo para las empresas y para el desarrollo, pero sobre todo para sus víctimas. Este informe añade un nuevo carácter de urgencia a nuestros esfuerzos para erradicar cuanto antes esta práctica altamente rentable pero fundamentalmente nefasta«, señaló el director general de la OIT, Guy Ryder.
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