La proliferación de jóvenes interesados en lograr un mayor crecimiento profesional con experiencias en el extranjero está cambiando poco a poco el perfil del trabajador expatriado y, al mismo, tiempo está suponiendo una baza para que las empresas no dediquen tantos recursos a los incentivos económicos que hasta ahora ofrecían a cada uno de estos trabajadores.
Así lo indica el informe ‘Global Thinking. La batalla por el talento’, elaborado por la consultora especializada en la gestión de procesos de movilidad laboral Eres Recolocation Services.
El estudio contextualiza que «los procesos de asignación internacional están viviendo un momento de cambios importantes, en las necesidades del negocio, en la motivación de los empleados, en las expectativas de desarrollo profesional, especialmente, en la cultura de las organizaciones».
Así, el director general de Eres Recolocation Services, José Antonio Ros, señala por un lado que «debido a la crisis, las familias no pueden renunciar a un sueldo, de modo que el cónyuge no suele aceptar el hecho de dejar su trabajo».
En paralelo se ha producido el nacimiento de una nueva figura de empleado que se ofrece como voluntario en los procesos de selección de expatriados, con el fin de construir su propia carrera. Es el llamado ‘global nomads’.
«Este grupo, formado normalmente por personas jóvenes, solteras y libres de cargas familiares, buscan en la movilidad internacional la satisfacción de sus objetivos, tanto profesionales como vitales, por lo que suelen aceptar de buen grado destinos que sus compañeros han rechazado», explica el informe.
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