El proceso de selección hacia tu nuevo empleo no sólo depende de ti y de lo que puedas explicar sobre ti mismo. Actualmente los reclutados cuentan con multitud de herramientas para conocer si eres el candidato adecuado para el puesto de trabajo que pretenden cubrir.
Una visita a tu perfil en Facebook, a tu cuenta de Twitter, un repaso a tus competencias profesionales en Linkedin o una llamada a tus antiguos compañeros o jefes, son algunas de las técnicas que emplean los profesionales de recursos humanos para conocerte mejor.
Respecto a las referencias, siempre son una buena baza. Si otros hablan bien de ti, de tus habilidades, de tu desempeño, esto puede lanzarte hacia el nuevo empleo que estás buscando. De esta forma, además, pueden verificar exactamente cómo te comportas en el día a día; pero ten cuidado, porque también pueden aparecer ciertos aspectos negativos, algunos expertos señalan que 6 de cada 10 empleadores han rechazado a un candidato por una mala referencia laboral.
Las referencias no son un elemento imprescindible de tu CV, por eso, sólo hay que incluirlas si así lo pide la oferta. Pero sobre todo asegúrate de que éstas puedan aportar algo positivo. En el momento de la entrevista puedes tenerlas preparadas para poder ofrecerlas a tu entrevistador porque esto puede suponer una gran diferencia. Muchas empresas deciden exigirlas sobre todo para cargos que demandan mayor responsabilidad.
No basta con señalar el nombre del antiguo empleador y la información de contacto (número de teléfono/móvil/e-mail), sino que además debes explicar qué tipo de relación laboral tuviste con esa persona. Es recomendable que procedan de un ex jefe, encargado de recursos humanos, supervisor o socio de la organización. Además, es preferible que no sean de trabajos muy antiguos, ya que daría la impresión de no has tenido muy buenos resultados en los más recientes.
Si careces de experiencia profesional o estás buscando tu primer empleo, y no puedes indicar una persona que te conozca profesionalmente, puedes señalar a otra con la que hayas mantenido alguna relación de responsabilidad, un voluntariado en el que hayas participado, alguien de tu época escolar, trabajos temporales o de algún deporte que practiques. Aunque no se relacionen con experiencia laboral, aun así pueden validar tus aptitudes, tales como la perseverancia, proactividad y responsabilidad.
“Hacer bien tu trabajo, ser un buen compañero, aportar valor a la compañía, entre otros muchos aspectos, son fundamentales para tu desarrollo profesional; pero, además, será una inversión a futuro, porque el desempeño de hoy, te puede abrir las puertas mañana. De ahí la importancia de tomar en serio cada una de las tareas que emprendas y mantener siempre buenas relaciones; porque nunca se sabe quién puede ayudarte a conseguir tu próximo empleo”, señala Javier Caparrós, director general de Trabajando.com España.
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