RRHH Digital España sigue mostrándose como uno de los países europeos más reacios al teletrabajo. Según un estudio publicado recientemente por la consultora IDC, sólo el 13,2% de las compañías españolas fomenta políticas de trabajo flexible entre sus colaboradores, muy lejos de las cifras en países como el Reino Unido (95%) o Alemania y Francia (más del 30%). Sin embargo, cabe remarcar que la cifra española se ha doblado desde el año 2006, cuando era del 7%.
Esto deja a España con un largo camino por recorrer en relación a las tendencias de futuro en los métodos de trabajo. El informe “Agente de cambio: El futuro de la disrupción tecnológica en las empresas”, realizado por Economist Intelligence Unit y patrocinado por RICOH, concluye que el entorno de trabajo será cada vez más virtual que físico. Gracias a tecnologías móviles más seguras y a la computación en la nube, los trabajadores no necesitarán pasar todo su tiempo en una oficina y, aun así, podrán estar en contacto permanente con la información que necesitan y con todas las personas con las que deben interactuar para realizar su trabajo.
Un ejemplo de tecnología que facilita la implantación del teletrabajo es el Unified Communication System de RICOH, un sistema de videoconferencia a través del cloud que permite establecer una sesión de teletrabajo en menos de medio minuto con hasta 20 participantes y únicamente con la necesidad de una conexión a internet (ADSL, WiFi o 3G). Este novedoso sistema de RICOH está aportando múltiples ventajas, por ejemplo, en el sector de la sanidad ya que permite el tratamiento de pacientes en zonas remotas y la comunicación entre especialistas que se encuentran en distintas ubicaciones.
En España, el escaso desarrollo de las políticas de trabajo flexible se debe a un factor eminentemente cultural. Según el estudio de IDC, la mayoría de directivos sigue considerando que el teletrabajo no es adecuado para sus organizaciones, ya sea por el tipo de actividad que se desempeña o, directamente, porque no está contemplado en las políticas de la compañía. Tampoco ayuda la falta de una valoración del empleado basada en el trabajo por objetivos o las escasas herramientas para evaluar la efectividad de las políticas de trabajo flexible.
Sin embargo, aquellas compañías que sí apuestan por el teletrabajo aseguran que esta tendencia les aporta grandes beneficios. Un 41,1% de estas organizaciones asegura haber experimentado aumentos de productividad desde entonces. El 60,5% considera que los colaboradores que hacen uso de las políticas de trabajo flexible son ahora más productivos de forma individual. Es más, un 44% de las empresas con políticas de trabajo flexible implantadas considera que un 10% del tiempo que sus empleados dedicaban a desplazarse hasta el lugar habitual de trabajo ahora lo dedican a sus responsabilidades laborales.
Otro dato importante es que un 24,3% de estas compañías considera que la capacidad de comunicación e interacción de los empleados que trabajan desde casa ha aumentado con respecto a la de los que trabajan permanentemente desde la oficina. Los beneficios asociados a una reducción de costes medioambientales, incrementos de satisfacción relacionados con la conciliación de vida laboral y personal, y mejoras en la retención de empleados, entre otros, también se han demostrado con creces.
Por otra parte, las herramientas y tecnología necesarias ya no se pueden considerar una barrera actual para llevar a cabo el trabajo flexible o desde casa. La inmensa mayoría de los dispositivos actuales (móviles, tabletas, portátiles) permiten la conexión a redes de datos desde lugares remotos o alejados de la oficina. Además, existen multitud de aplicaciones y soluciones que garantizan dicho acceso de una forma totalmente segura y sin poner en peligro la confidencialidad de los datos corporativos: un 56,5% de los encuestados en el estudio de IDC admite que el entorno de trabajo hace uso de una arquitectura tecnológica sólida y fiable.
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