Los trabajadores españoles trabajan de media 1.820 horas al año, frente a las 1.600 de media en Europa, un 13% más. Sin embargo, producen un 15% menos. La razón no es que sean malos trabajadores, sino que se destina el dinero a construir casas antes que a invertir en empresas industriales.
Un trabajador español produce en una hora un 25% menos que un norteamericano y un 15% por debajo de un europeo. La paradoja es que trabaja más que los europeos y prácticamente lo mismo que los americanos. Esta baja productividad explica que, de promedio, la renta per cápita sea un 40% inferior a la norteamericana.
Así se desprende del informe elaborado por la Fundación BBVA bajo la dirección de Francisco Pérez, donde alerta que “más de la mitad del retraso de la renta per cápita respecto a Europa y EE. UU. se debe a la menor productividad por hora trabajada”.
Según argumenta, la significativa caída de la productividad que se ha producido en los últimos diez años no se debe a que los españoles sean malos trabajadores, sino a que el sistema productivo se ha ido quedando obsoleto. Esto se debe en buena medida a que los recursos económicos se han destinado en gran medida a la construcción de viviendas en lugar de haberlos invertido en empresas industriales.
“Tradicionalmente el ahorro de las familias aportaba un 6% al producto interior bruto (PIB). Sin embargo, en la actualidad, la deuda que han contraído por la compra de viviendas es la más gran del mundo y resta dos puntos al PIB”. Las empresas, por su parte, han destinado gran parte de sus excedentes al sector inmobiliario, alejándolos de la inversión empresarial.
La especialización en la construcción ha provocado, por un lado, la descapitalización de otros sectores productivos y, a su vez, que los trabajadores españoles deban trabajar más horas para obtener en propiedad una casa. El déficit de empresas productivas explica que a partir del año 1996 el modelo de crecimiento no haya evolucionado, al tiempo que acogía 3,2 millones de emigrantes que han venido a España para ocupar empleos con muy bajo valor añadido en sectores intensivos en trabajo, como la construcción.
Los datos son elocuentes. En los últimos diez años la economía ha crecido a un ritmo anual del 3,3%, claramente superior a la media europea. Ha generado 6 millones de empleos y ha reducido la tasa de desempleo desde el 22% – la más elevada de la Unión Europea- hasta el 8,6% – por debajo de Francia o Alemania-.
Sin embargo, este modelo difícilmente se podrá mantener en el tiempo. “La construcción de viviendas tiene un límite”, afirma Julio Segura, consejero del Banco de España. La productividad española, que crecía a un ritmo anual medio del 2%, ha bajado al 0,7% en el 2004. En los dos últimos años ha mejorado algo hasta situarse en el 0,9%, pero sigue muy por debajo de la tasa de productividad norteamericana o europea. Y esto a pesar de que la jornada laboral media anual supera las 1.820 horas, mientras los europeos apenas llegan a las 1.600. Estas jormadas laborales, excesivas pero mal aprovechadas – según un estudio de Proudfoot Consulting España sólo se utiliza de forma provechosa su tiempo de trabajo en un 61%-, han provocado graves problemas para conciliar la vida laboral y familiar.
Para los autores del informe del BBVA, las empresas deben invertir en investigación y el Estado debe facilitar la creación de empresas y, sobre todo, mejorar la formación.
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